El método habitual de resolución de problemas de cinemática
utilizado por casi todo el mundo.

La mayoría de los profesores de física, ingenieros y físicos de la Argentina, del Mundo y de casi todo el Sistema Solar, resuelven los problemas de física -y en particular los de cinemática-... con ingenio.

¿Eso está mal? No, para nada; no sólo resulta estimulante... también divertido. Pero muchas veces cuando me pregunto por qué un estudiante no puede resolver un ejercicio encuentro que el motivo es que “no le encuentra la vuelta”; está esperando el chispazo de ingenio que el profe demuestra todos los días en el curso.

La costumbre está tan extendida que ha llegado a construir una imagen elitista de la física: sólo para geniecitos, sólo para einsteincitos. Pero la física es una ciencia tan democrática como la que más.

En las guías de ejercicios resueltos que se encuentran por todos lados, muchas resoluciones apelan a estrategias ingeniosas, o fórmulas (casi) mágicas o complementarias, o secuencias de cambios de sistema de referencia, y otras estrategias por el estilo; las tengo enumeradas. La táctica consiste en “encontrarle la vuelta” al problema, para que en uno o dos pasos algebraicos a lo sumo hallemos los resultados. Tal vez sea divertido e incluso estimulante... a mí no me parece que eso enseñe mucho. Hasta me parece un poco sádico pretender que el día del examen (en el que llegás cansado, mal dormido, estresado, nervioso, angustiado y con un nudo en el estómago) los docentes pretendan que te sientes en el banco y se te prenda la lamparita, sufras un rapto de inspiración y descules los tramposos problemas que te perpetraron para resolver en 13 minutos y medio cada uno.

Yo te propongo un método nada inteligente... pero infalible. El método No me salen. Que lo disfrutes.