¡Qué problema! Cuando presto un libro y pasa el tiempo y sigue pasando el tiempo y no me lo devuelven, les mentiría si no confesase que sufro. ¡Cuántos libros menos tengo en mi biblioteca por haber prestado cándidamente! Por otro lado yo no pido prestado nunca un libro, porque me ha pasado muchas veces que después no puedo devolverlo, necesito quedármelo. ¡Cuántos libros más tengo en mi biblioteca porque me han prestado cándidamente!
Como este espacio, Brevísimos Comentarios, está dedicado fundamentalmente a mis estudiantes... arreglemos así: si desean leer un libro porque les interesó a partir de mi comentario, y no pueden comprarlo porque les resulta caro o porque no lo consiguen... bueno... en ese caso... si no queda otro remedio... y si es un día impar, de un año bisiesto, hay eclipse y justo cae un meteorito...
Aprovecho la ocasión para agradecer enormemente a Karina Oliverio, Pedro Flombaum, Ana Martínez Masson, Beatriz García Acosta y Claudia Villamil que me envían libros desde España y Estados Unidos. Sin la buena voluntad de ellos la pobreza de mi espíritu sería más pronunciada de lo que es ahora. |