El compromiso social
por encima del interés individual.

El sistema de periodicidad de cátedra y concursos abiertos reviste suma importancia para una universidad científica. La ciencia es una actividad muy competitiva. Para poder competir, una institución dedicada a hacer ciencia debe reunir a los mejores investigadores, los más capaces; sólo así tiene chances de participar en esta competencia. Quedar afuera de la competencia es defraudar a la sociedad que solventa a la universidad.

A nadie se le escapa que sostener el sistema de concursos abiertos resulta contrario al interés personal de aquellos que ya alguna vez concursaron y poseen un cargo docente. Mejor sería para todos ellos haber ganado un puesto que gozase de estabilidad, del que no pudiesen echarlos nunca hasta su jubilación. Mejor sería también que si hubiese que continuar con los concursos éstos fueran cerrados, es decir, que sólo pudiesen concursar quienes ya están adentro de la universidad y no cualquiera que venga de afuera. También sería mejor que aquel primer concurso que alguien haya ganado fuera para ingresar a una carrera docente, algo así como un escalafón en el que se va ascendiendo sobre la base de la antigüedad, la experiencia y algún otro mérito.

Pero no. Muchos docentes, conscientes de que el sistema de concursos abiertos hace peligrar su propia estabilidad y seguridad laboral, apoyan igualmente con mucha energía y convicción el sistema de periodicidad de cátedra porque privilegian el bien social, que significa construir la mejor universidad posible para el pueblo argentino. Semejante altruismo y sensibilidad social es justamente lo que no poseen las entidades gremiales docentes y estudiantiles de nuestra década, principales mentores de la estabilidad laboral, la carrera docente y la eliminación de concursos.


Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización jun-06. Buenos Aires, Argentina.