POR QUÉ CIENCIA

Uno de los motivos por los que elegí en mi vida enseñar física fue netamente político. Porque enseñar física o química, o biología o matemática tiene que ver, entre otras cosas, con un modelo de país.
Básicamente los modelos de país los podemos dividir en dos grupos: el modelo neoliberal y el modelo industrial.

En el modelo neoliberal (Videla, Martínez de Hoz, Menem, Cavallo, Macri, Milei) el progreso supone vivir de nuestros recursos naturales, del agro, la ganadería, la minería, etcétera. En este modelo la ciencia local importa poco o nada, es un gasto, a lo sumo un lujo caro, como tener un zoológico o una orquesta de ópera. El conocimiento y la tecnología serán importados de los países centrales para que aquí los consuman los que tengan el dinero suficiente. En la cosmovisión del neoliberalismo enseñar ciencia pierde sentido, se vacía de significado.

En el modelo industrialista enseñar ciencia es fundamental. No es un gasto, es una inversión. Es dar trabajo y bienestar para mayorías. Es también cuidado del ambiente y de los recursos naturales, es más estudiantes, más profesores, más universidades. Ciencia local es más valor agregado, más exportaciones, más satélites, más radares, más gasoductos, más energía, más vacunas, más computadoras para los chicos, más premios Nobel, más independencia económica y política. En el contexto de un modelo industrialista la enseñanza de la física, y de la ciencia adquiere el mayor de los sentidos.

Los países industriales del mundo financian la ciencia desde el Estado. Sus políticos y dirigentes saben que se trata de una de las inversiones estratégicas más redituables y más competitivas. Y también saben que la ciencia no puede depender de la inversión privada por dos motivos. Primero porque los inversores privados buscan rédito inmediato o a corto plazo, lo que la ciencia no da salvo contadas excepciones. Segundo porque cuando los conocimientos y desarrollos tecnológicos tienen dueños o patentes, sus beneficios son acotados.

En la Argentina la comunidad científica fue asidua y trágicamente perseguida y maltratada. Salarios bajos, falta de presupuesto, escases de recursos, cuando no persecución y exilio. Aún así los logros de la ciencia argentina son muy significativos. Además de tener tres premios Nobel de ciencia (Houssay, Leloir, Milstein) tenemos la institución estatal, CONICET, ranqueada como la mejor de Latinoamérica y posicionada en el puesto 20 entre 1870 instituciones gubernamentales dedicadas a la investigación en todo el mundo.

Pensar en esto, si es que estás estudiando una carrera científica o tecnológica, es pensar también en vos mismo, en tu futuro.

 


Fotografía: Exactas UBA
 
 
Fotografía: Exactas UBA
 
Fotografía: Exactas UBA
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