Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual
Selección sexual
Las mujeres eligen el destino de la humanidad. Este es un concepto interesantísimo y para comprenderlo hay que remontarse a Charles Darwin que fue el que lo descubrió y caracterizó. Resulta que no solamente la naturaleza, el ambiente, selecciona a los individuos más aptos para sobrevivir poniendo en marcha la lenta, lentísima deriva de la variación biológica y las características de las especies y hasta la aparición de nuevas. También existe un mecanismo (ampliamente esparcido por toda la naturaleza) diferente del anterior, y que Darwin llamó: la selección sexual. Ocurre que en muchas especies, como la nuestra, un sexo elige quién se aparea y quién no. Quién deja descendencia y esparce sus genes en el futuro y quién no. El criterio de selección puede llegar a estar totalmente desacoplado al de la adaptación al medio, puede incluso ser caprichoso y arbitrario… y la única condición que requiere para constituirse en un criterio poblacional es que la mayoría lo adopte.
El ejemplo clásico que tienen los biólogos para explicar el mecanismo es el de la cola del pavo real. Bastante incómoda, por otra parte, para escapar de los predadores, vivir mucho y tener oportunidad de dejar una descendencia numerosa. Pero las hembras sólo eligen para aparearse a los pavos con colas más grandes y vistosas; luego, casi todos los machos tienen cada vez colas más grandes, incómodas, y vistosas. Fue una decisión de las hembras, qué pavas.
Ahora, ¿por qué las hembras adoptan ese criterio tan absurdo? Muy sencillo, porque si las hembras de su comunidad eligen pareja con ese criterio, aunque sea absurdo, la mejor manera de que sus hijos machos tengan éxito reproductivo es que posean una cola muy grande y vistosa, y para asegurarlo eligen al padre con la mejor cola. Y les resulta… o sea, no tan pavas.
En nuestra especie pasan cosas similares. Por eso es que para las mujeres es muy válido el criterio de la preselección. Me explico: el hombre que ya es elegido por otras, muy probablemente sea elegido nuevamente. Y también: el hombre que es descartado por otras, también será descartado más fácilmente. Ni siquiera pierden tiempo en evaluarlo. (En otra nota me explayaré un poco más sobre este juego tan divertido). Es bien sabido, por ejemplo, que si un hombre entra a una fiesta acompañado de una mujer bonita, tendrá más éxito en el levante que si llega solo.
Modas, caprichos, y muchas otras arbitrariedades cuya explicación sólo podríamos buscar entre los mecanismos sociales o culturales, pueden convertirse en poco tiempo en mecanismos biológicos. La sociedad tiene ahora la enorme oportunidad de explotar las características humanas que nuestra moral acepta como deseables (ser justo, honesto, bondadoso, pacífico, esforzado, creativo, sensible y decenas de etcéteras más) y convertirlas en “modas” biológicas. La educación puede jugar un papel central en esta movida.
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