Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual

La iniciación

Uno de los temas frecuentes que surgen en las clases de educación sexual es el debut, la iniciación sexual, y los docentes deben estar preparados.

En nuestra naturaleza humana los instintos nos impulsan a debutar sexualmente en forma temprana, prácticamente cuando nuestros cuerpos comienzan a ser fértiles. Es lo lógico. Pero también es parte de la naturaleza humana (y en este caso se expresa en los adultos) el deseo de retrasar el debut de los jóvenes. En los varones por una cuestión de competencia (el acceso a las mujeres siempre está restringido por los machos más poderosos que el aspirante a debutar, o sea, casi todos los otros). Y en las mujeres por una cuestión de valor de emparejamiento (si la nena es virgen vale más, y todos -nena incluida- sacarán más provecho). (Una vez más, debo insistir: no se trata de que esté bien pensar así, ni que sea bueno este sentimiento, lo que digo es que nuestros instintos operan de esa manera por razones biológicas evolutivas).

Ambas fuerzas, adelantar/retrasar, pugnan y logran un equilibrio dinámico, social, pero que no deja de ser parte de nuestra naturaleza. El conflicto social de los varones se resolvió parcialmente mediante una costumbre bastante extendida en algunos lugares o grupos sociales que consistía en promover el debut recurriendo a la prostitución, un grupo de mujeres sobre las que no hay competencia masculina, sobre las que hay acceso indiscriminado y relativamente pocos riesgos.

En la actualidad nuestra sociedad está madurando en esta cuestión y empieza a resoverse con más racionalidad y ética. Pero no tenemos claras cuáles son las consignas que debemos transmitir. Intentar desde la educación sexual retrasar la iniciación, porque sí, solo porque sí, no es ni ético, ni moral sino lo contrario. Y además no funciona.

Promover el inicio sexual de los varones con prostitutas debe inducir en ellos la idea de que la prostitución no es tan mala, algo que, saludablemente, nos cuestionamos.

A mi juicio (acá hablo como educador, no como biólogo) la consigna acertada debe ser chicos, traten de iniciarse cuando se sientan maduros... pero no maduros sexualmente sino maduros socialmente, o sea: cuando conozcan los riesgos, las consecuencias, las formas de cuidarse cada uno y de cuidar y respetar al otro. Y nosotros los educadores, por nuestra parte, debemos comprometernos a que ellos alcancen esa madurez ¡cuanto antes!

Para evitar los riesgos de la sexualidad (embarazo no deseado, embarazo precoz, enfermedades de transmisión sexual, e integridad de la mujer) la educación sexual es la pieza clave, la más importante, la más necesaria. Sería bueno que los docentes lo asumamos.

 

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización mar-16. Buenos Aires, Argentina.