Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual

Identidad de género

Otro de los yerros de la perspectiva de género es la pretensión de que así como la sociedad construye lo femenino y lo masculino (que no es cierto) también puede construir cualquier otro género (intermedio o no intermedio). De esta idea infiere que la no aceptación o rechazo de cualquier expresión de la sexualidad no clasificable cabalmente en masculino o femenino es otro mal de origen social.

Es poco lo que desde la biología evolutiva puedo aportar sobre esta perspectiva, pero lo voy a intentar. Aunque me permitiré esbozar previamente algunas opiniones personales. Las personas deben aceptarse y respetarse como son sin importar por qué son como son.

Lo único importante en este entuerto es que cada individuo tiene derecho a presentarse ante la sociedad como se le cante. Y los demás debemos aceptar y respetar esa decisión, y no dejar de incluir a esa persona en la sociedad con todos los beneficios de los que goza el conjunto en su totalidad.

La ley argentina (26.743) permite entre otras cosas que las personas trans (travestis, transexuales y transgéneros, aunque no sé qué quiere decir el último término) sean inscriptas en sus documentos personales con nombre y sexo a elección. Se la llama Ley de Identidad de Género, pero a mi juicio debería llamarse Ley de Identidad Sexual. Se trata de un gran avance en nuestra civilidad. Pero habida cuenta de que la asignación de sexo como parte de la identidad civil es un asunto sensible para muchas personas, lo correcto era no sólo que los individuos tengan la libertad de elegir, sino que el sexo desapareciera de los caracteres biométricos públicos.

Para acreditar la identidad –que para eso sirve un documento de identidad- alcanza y sobra con un nombre, una foto, un año de nacimiento, una huella digital y un número personal y exclusivo. No hace falta agregar sexo, ni estatura,  ni color de ojos, ni color de piel. Si cualquier característica -biológica o no- es conflictiva y puede herir la sensibilidad de las personas y además es innecesaria, debe ser excluida, sin más.

La discusión sobre si la condición trans es patológica o no, si es natural o no lo es, es totalmente irrelevante a los fines de la identidad. Lo único relevante es el respeto al derecho individual de las personas de mostrarse e identificarse ante la sociedad como les venga la gana.

Ahora sí, pasemos a la biología. Lo que también está demostrado por cientos de estudios científicos es que la discriminación está inscripta en nuestros genes. La discriminación indebida es parte de la naturaleza humana. La discriminación sexual, la discriminación racial, la homofobia y la xenofobia. ¡Esto no es bueno, es malo, muy malo! Pero es así, mal que nos pese, y cuanto antes lo admitamos mejor preparados estaremos para combatirlo y erradicarlo.

Por miles de generaciones esas fuerzas prejuiciosas y discriminadoras funcionaron como estrategias reproductivas exitosas, y por eso perviven como instintos entre nosotros. Pero en la actualidad no nos cabe duda de que debemos luchar contra esas fuerzas. Lo importante que tenemos que transmitir a nuestros estudiantes es que podemos ayudarlos a entender esos sentimientos tan negativos y que entre todos podemos -y debemos- anularlos. El respeto y la admisión de cualquier apariencia sexual (propia o ajena) es una de las cuestiones que la educación sexual no debe eludir. El bullying, el acoso, la discriminación indebida o la exclusión por condición sexual (o cualquier otra) son vergüenzas sociales que debemos desterrar con urgencia. Y es tarea de todos pero, sobre todo, de la escuela.

 

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización mar-16. Buenos Aires, Argentina.