Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual
Freno de mano
Cuando fallan los frenos del coche, todavía hay una solución: usar el freno de mano. Sin embargo en el 99% de los accidentes por fallas en los frenos el conductor no pudo usar el freno de mano. ¿Es que no sabía que podía? ¿No sabía que el freno de mano estaba ahí, esperando? No, es que en caliente, no se le ocurrió usarlo. En la desesperación, lo más que pudo hacer es volantear un poco y apretar con más fuerza –e inútilmente– el freno del pie que no funcionaba.
Con el sexo ocurre lo mismo, hay muchas cosas que sabemos, pero que en caliente no vamos a poder utilizar. Los docentes que hacen educación sexual se olvidan de advertir que en caliente, entre los besos, las caricias, las erecciones… la razón se va a nublar y mucho de lo que aprendieron terminará no sirviendo para nada. Tampoco saber esto es garantía de nada, pero los docentes deben orientar para que los jóvenes puedan tomar los recaudos. Deben saber que tener sexo seguro no es algo que se pueda resolver fácilmente en los últimos 3 minutos, que el cóctel explosivo de los cerebros va a estar copando las terminales nerviosas ocupadas en satisfacer el momento, no va a existir el pasado ni el futuro, sólo el ahora.
Durante miles y miles de años la humanidad tuvo que resolver asuntos que importaban en el ahora ya que del pasado y del futuro se ocupaba exclusivamente la biología. Nuestros cerebros siguen sintiendo el momento, en estos asuntos, de la misma manera.
Tanto varones –como también las mujeres– deben saber que mucho antes de la posibilidad del sexo es relativamente fácil bancarse un no, pero que sobre el pucho va a ser muy cuesta arriba. Algunos varones –con suerte– aprendieron que no es no, ¡pero no les avisaron que el no podía llegar justo antes de la penetración! ¡Ahí ya es otra cosa!
No pocas veces, los acontecimientos se precipitan. Cayendo en el precipicio se hace difícil sino imposible maniobrar y menos que menos frenar. La educación sexual no sería buena si no advierte – al menos– que esas situaciones pueden presentarse.
Los pilotos profesionales (de aviación, por ejemplo) hacen sus prácticas en simuladores de vuelo, que los acerca bastante a las situaciones críticas en las que se pueden enfrentar en el vuelo real. Con el sexo no tenemos esa posibilidad, y por eso no hay que cansarse de advertir que el sexo tiene la capacidad de transportarnos a un universo diferente, en el que los razonamientos previos dejan de funcionar.
Intercambiar experiencias grupalmente, charlar con los jóvenes y animarlos a que nos cuenten sus experiencias, contar las propias, todo ayuda a que seamos capaces de manejar, incluso, con el freno de mano.
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