Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual
La falacia naturalista
A muchos los biólogos se nos acusa de machistas, retrógrados y de varias barbaridades más. El motivo suele ser que las descripciones que realizamos de muchas características sociales se basan en los orígenes biológicos, salvajes y arcaicos, y suponen erróneamente que de alguna manera estamos a favor de esa realidad, que la apoyamos moralmente. Tal suposición –errónea por cierto– se basa en lo que se ha dado en llamar la falacia naturalista.
La falacia naturalista consiste en sostener que lo que es natural es bueno y lo que es artificial malo. Bueno o malo para la salud, para el bienestar, para la armonía, etcétera. Es una falacia ingenua. Sin embargo tiene amplia difusión y éxito entre algunos grupos ambientalistas, naturalistas, nutricionistas, y en buena parte de la población en general.
Hagámosla corta: la naturaleza resuelve sus problemas sin moral, sin ética, sin sentido de la justicia ni de equidad… sin humanismo. Los ejemplos de que la naturaleza se comporta de ese modo bestial, salvaje, brutal e inhumano son numerosísimos y no me voy a detener en brindar ni un solo ejemplo.
El trabajo de la ciencia es descubrir cómo son las cosas, no cómo deben ser las cosas. Confundir el ser con el deber ser es la manera errada de cómo debe leerse la ciencia. El deber ser surge de los consensos sociales sobre moral y ética, y la gran mayoría de esos preceptos nos enorgullecen. Y en muchos casos representan un esfuerzo humano por ir en contra de las fuerzas de la naturaleza.
En las antípodas de querer ser machistas, retrógrados, o cavernícolas o lo que fuere los biólogos que se dedican a comprender la sexualidad humana están ofreciendo la mejor herramienta de cambio para lograr una sexualidad más justa entre hombres y mujeres, más respetuosa, más segura, más gratificante para todos. Es muy difícil cambiar lo que no se conoce. Y más difícil aún si lo que se quiere cambiar es parte de la naturaleza. Por eso insisto en que la educación sexual no puede prescindir del conocimiento científico. Puede usted tomar estas notas como un modesto aporte.
Pero por otro lado, esa agresión sin sentido que sufren los biólogos también pueden padecerla los docentes que incorporen el conocimiento científico a sus clases de educación sexual, por eso me parece importante tenerlos advertidos.
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