| Material de apoyo a lasClases de Educación Sexual
 
 El deseo sexual
 Por mucho  tiempo el deseo sexual fue un misterio que desveló a la humanidad. Sin embargo,  si uno lo mira con el prisma de la teoría de la evolución de Darwin, al menos  una parte importante del misterio se desvanece para convertirse en una  condición necesaria del mundo.  Para ello  hay que aceptar previamente un par de cosas. Primero: el deseo sexual es un  instinto. No es algo que se aprenda. Viene con nosotros de fábrica para  despertarse a cierta edad y frente a ciertos estímulos. Segundo: como todos los  instintos se heredan biológicamente de nuestros padres, generación tras  generación, junto al resto del material genético que nos hace humanos. Los  instintos están codificados en los genes, que son las unidades de información  discreta con que nuestros padres nos liberan en el mundo.  Son muchas  las evidencias de que estas dos condiciones son ciertas y ya sólo un necio  puede negarlas.  Aceptado  esto, el deseo sexual es una condición necesaria para que existamos. No podría  no existir, se cae parte del misterio. Supongamos que no fuera así, que un  grupo de personas nace sin la información instintiva del deseo sexual, o con un  deseo sexual disminuido. Esos individuos, en promedio, tendrán menos hijos, y  aún menos nietos. Mientras que proporcionalmente el resto de los individuos que  vinieron al mundo con instrucciones ciegas, irracionales, instintivas para  desear sexualmente a individuos del sexo opuesto tendrán mayor descendencia. El  resultado de esta diferencia vista luego de varias generaciones es que los  individuos sin deseo sexual o con poco deseo sexual serán muy raros, habrá muy  pocos de ellos, mientras que la inmensa mayoría manifestará su deseo con gran  fruición.Restan muchos misterios, sin duda, pero que el deseo sexual exista ya no lo es.   |