Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual
El efecto Coolidge
La estrategia reproductiva masculina es básicamente buscar cuantos encuentros sexuales pueda lograr. Y no solo con la misma mujer: la variedad es un rubro importante. Los biólogos llaman efecto coolidge a este fenómeno enormemente extendido entre muchísimas especies animales. El nombre obedece a un episodio por demás risueño.
En 1927, el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Calvin Coolidge, recibió una invitación para inaugurar una granja. Y asistió acompañado de la primera dama. Durante la visita se separaron los grupos de la comitiva presidencial. Y la señora Coolidge observó a un gallo haciendo el amor con entusiasmo a una gallina. Le preguntó al granjero: "¿Y cuántas veces hace el amor el gallo a las gallinas?". El dueño de la granja, algo turbado trataba de evadir el tema de la conversación. Pero la primera dama insistía en conocer la capacidad amatoria del gallo. Al final le contestó: "Pues, como unas doce veces al día". A esto, le respondió la primera dama: "Por favor, cuénteselo al señor Presidente". Después de titubear un poco, el anfitrión se dirigió al grupo donde estaba el Presidente y le dijo: "Manda decir su esposa, que observe Usted, que el gallo hace el amor, doce veces al día". El Presidente entonces preguntó: "¿Y siempre con la misma gallina?" "Desde luego que no –le contestó el granjero–, siempre con una distinta". "Por favor, dígale eso a mi esposa". El efecto Coolidge es omnipresente en los mamíferos y a tal punto que es capaz de abreviar drásticamente el tiempo mínimo de refacción que un macho (también un hombre) necesita entre cópula y cópula. Y revela claramente el mandato evolutivo inscripto en nuestros instintos.
Presento este efecto porque constituye una parte importante de la psicología masculina en lo referente a la sexualidad. Eso no quiere decir que necesariamente los hombres deban comportarse como gallos o perros. Quiere decir que esos componentes instintivos se hallan instalados en sus cerebros y que todos y cada uno debemos lidiar con ellos. La gran mayoría logra manejarlos civilizadamente en atención a preceptos sociales prioritarios como el respeto y el cuidado del prójimo. Conocernos y entendernos no significa justificarnos, significa la posibilidad de manejarnos mejor tanto en lo individual como en lo social. Por eso es importante como tópico inevitable en la educación sexual.
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