Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual

Atracción sexual

Es una verdad de Perogrullo, pero todavía hace falta ponerla de manifiesto. La cuestión es que nadie es capaz de decidir quién ni cuánto lo atrae sexualmente. No decidimos sentirnos atraídos, nos viene dado. La atracción sexual es un instinto poderoso del cual nadie puede escapar. Todos nos sentimos atraídos sexualmente por un tipo de hombre o mujer sin que previamente hayamos tenido que reparar en ello. No lo pensamos, no lo decidimos,  no lo elegimos, es parte de nuestros sentimientos e impulsos instintivos, como el hambre.

El cableado neuronal de nuestro cerebro se establece según instrucciones muy precisas que hacen que este sentimiento se produzca cuando aparecen los estímulos precisos y necesarios (incluso en ausencia de ellos). La atracción aparece y es indomable, despótica, no hace caso a ningún tipo de argumento racional que intentemos interponerle. Esas instrucciones con las que nacemos para cablear nuestro cerebro se hallan en los genes que heredamos de papá y mamá. Es un poderoso instinto. Y su razón de ser es obvia.

Pero si aún lo duda... Supongamos, para jugar un poco, que existe una selecta minoría de personas que carece del instinto de atracción sexual. Ese grupo, comparativamente con el resto de las personas, va a tener un menor número de descendencia. La escasa descendencia carecerá de los mismos instintos, por lo tanto, a su vez, tendrá un número aún menor de descendientes. Al cabo de pocas generaciones encontrar un individuo que carezca de los genes responsables de la atracción sexual será toda una lotería, un improbable mayúsculo. Por el contrario, lo que encontraremos será una población muy mayoritariamente sensible a la atracción sexual.

En el caso de los hombres los parámetros de la atracción sexual son muy sencillos. Tanto es así que se encuentran estereotipados. Una mujer joven, bonita, pechugona, saludable, etcétera –usted ya sabe– es capaz de despertar el deseo de casi cualquier hombre.

En el caso de las mujeres es un poco más complicado, pero entre las características que las atraen a ellas, las más importantes son el poder, la disponibilidad de recursos (ser un macho alfa). Hay varias más, y la variedad de características en las que se fijan es mayor que la que miran los hombres. Para ellas también depende mucho el plan (muchas veces inconsciente) con el que buscan un acercamiento. Si buscan un encuentro casual o un plan a largo plazo las características en las que se fijan cambian sensiblemente.

La simetría corporal es una de las características comunes en las preferencias de ambos sexos.

Pero las diferencias son notorias, y obedecen a que los hombres y las mujeres poseen instrucciones diferentes que responden a estrategias reproductivas y de emparejamiento diferentes. Los hombres no quieren lo mismo que las mujeres, al menos no siempre. Eso hizo que los instintos, o sea: las instrucciones, fueran diferentes para ambos sexos. Un asunto apasionante.

Pero de lo que no cabe duda es de que nadie elige su deseo sexual, y entender eso es el primer paso para que aprendamos a convivir dignamente con nuestros deseos.

 

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización mar-16. Buenos Aires, Argentina.