Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual
Alcohol
Es una falta grave que los educadores responsables o ejecutores de la educación sexual no aborden el asunto del alcohol. Desde tiempo inmemorial se sabe que el alcohol reduce las inhibiciones que dificultan el acercamiento sexual. También es cierto que el exceso de alcohol entorpece algunas funciones de la sexualidad. Pero los jóvenes no lo buscan por eso sino por lo primero.
Como vimos en varios artículos de esta saga, la sexualidad humana está llena de avances y retrocesos, marchas y frenos. La seducción y el erotismo se alimentan de esos pasos muchas veces altamente refinados y ritualizados. Por supuesto que los frenos y retrocesos incluyen una cuota de frustración, pero son parte de la estrategia exitosa (si no, no estaríamos acá) de una sexualidad construida durante decenas de miles de años.
La falta de inhibición promueve los encuentros sexuales, pero borra de un plumazo los recaudos con que nuestras estrategias reproductivas se construyeron para protegernos. Los peligros a los que se enfrenta la mujer, sobre todo, aumentan exponencialmente. Junto con las desinhibiciones aparece un adormecimiento de los instintos que nos alertan del peligro y de los reflejos para evitarlo. El alcohol nubla la vista que nos alerta del peligro (al embarazo, a la agresión, a la relación indeseada de la que después nos arrepentimos y decenas de etcéteras).
Las estadísticas sobre consecuencias indeseadas de una sexualidad alcoholizada hablan por sí solas. Si no abordamos este asunto puede parecer que lo estuviésemos festejando. Hay mucho que se puede –y se debe– hacer desde la educación sexual. No hacerlo es irresponsable.
Uno de los conceptos que es una pena que la sociedad pierda es que el alcohol como refuerzo de la valentía es un recurso de cobardes. Y por otro lado ¿hace falta que ser valiente para gozar de una sexualidad plena, profusa y placentera? La respuesta es que en la actualidad sí lo es, en cierta medida; pero también es responsabilidad de la educación sexual que ser valiente deje de hacer falta, y que podamos afrontar nuestra sexualidad con naturalidad, respeto y sin miedos, y no necesitemos estimulantes sintéticos para disfrutarla.
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