Uno de los mayores riesgos de la electrocución es "quedarse pegado". El músculo interpreta el paso de corriente como una señal nerviosa que lo obliga a contraerse. Si uno toca un cable con la parte de la palma de la mano y se establece una corriente eléctrica los músculos de la mano se contraen, la mano se cierra... ¡tomando el cable!
Esa señal en los músculos de la mano es mucho más poderosa que la señal nerviosa natural: el cerebro le pide, ¡por favor, manito, soltá ese cable!... pero la mano no puede hacerlo. De ahí proviene la frase "quedarse pegado". No es que la electricidad tenga algún tipo de pegamento.
La corriente alterna es un poco más piadosa, porque al ser pulsátil, la mano tiene alguna oportunidad de soltarse. Pero con la corriente continua no hay chance.
Vamos al ejercicio: el cuerpo humano no se comporta exactamente como un material óhmico (aquel en el que se puede aplicar la Ley de Ohm), pero otra herramienta no tenemos y no deja de ser una buena aproximación:
R = ΔV / i
R = 220 V /14 mA
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