Mirá, voy a ir al grano, te lo voy a decir de una, sin vueltas ni rodeos. Los electrones se mueven muy lentamente. Más lento que un caracol. La velocidad de los electrones depende fundamentalmente de la intensidad de corriente, pero para el caso de un timbre como el de la puerta de casa puede rondar los 8 cm/hora. O sea, si pudieses verlos te parecerían quietos.

Los electrones que están bajo tu dedo en el pulsador tardarían en llegar al timbre unos 5 días más o menos. Y eso si el timbre funcionara con corriente continua. Si de corriente alterna se tratase, los electrones prácticamente se quedarían en sus lugares sin cambiar de posición. Eso sí: vibrando a la frecuencia de la corriente (unas 50 veces por segundo) desplazándose apenas hacia un lado y otro (longitudinalmente al cable) apenas una fracción pequeñísima de milímetro.

En los cables eléctricos pasa lo mismo. Los materiales conductores son algo así como una sopa de electrones, un material en el que hay muchísimos electrones libres. No importa con qué velocidad avancen... la señal el el otro extremo del cable es casi inmediata.

Ahora... esto nos lleva a otra pregunta: el viaje de la señal, ¿tiene una velocidad fija?, ¿es medible? La respuesta es afirmativa: la señal eléctrica dentro de los cables también depende de la intensidad de corriente (y del tipo de cable y del tipo de corriente). Pero lo habitual es que la señal viaja a una velocidad que ronda entre el 60% y el 80% de la velocidad de la luz. O sea, no es instantánea (el agua en la manguera tampoco), pero es muy rápida, con lo cual el cartero puede esperar en la puerta sabiendo que lo van a ir a atender antes del anochecer.

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