Péndulo de Foucault

  Breve historia del
Péndulo de Foucault y su inventor
 

Jean-Bernard-Léon Foucault nació en 1819 en París, donde vivió hasta 1868. La invención del péndulo que lleva su nombre fue la primera demostración física de la rotación de la Tierra, hecho del que nadie dudaba en aquella época, pero para el que tampoco nadie encontraba un experimento decisivo. Foucault lo descubrió por casualidad: trabajaba en su torno con una varilla metálica de aproximadamente 1 metro de largo cuando por accidente la punta de la varilla comenzó a vibrar en una dirección. Al hacer girar el mandril que sujetaba la varilla la dirección de la vibración no cambiaba. Foucault indujo que la oscilación de un péndulo también sería independiente del movimiento de rotación del punto de sujeción al techo, y lo comprobó el 8 de enero de 1851 en su taller, con una masa de 5 kg. y un hilo de 2 metros de largo. El lento viraje del plano de oscilación del péndulo no es otra cosa que una ilusión de los observadores situados sobre la Tierra, incapaces de percibir su propia rotación.

En febrero fue invitado a reproducir la experiencia en el Observatorio de París, esta vez con un péndulo de 11 metros de largo y una masa de 28 kg. En esa ocasión Foucault afirmó que el giro aparente del plano de oscilación describiría una vuelta completa por día en los polos, mientras que iría disminuyendo según el seno de la latitud hasta hacerse nulo en el ecuador.

Ese mismo año se decidió hacer una demostración pública, esta vez bajo la cúpula del Panteón, con una altura de 67 metros y un período de 16 segundos. Un estilo colocado bajo la esfera de 28 kg. trazaba marcas sobre arena húmeda ante el asombro de los ciudadanos parisinos que acudieron en masa. El péndulo necesitaba un nuevo impulso cada 5 o 6 horas, pero durante ese tiempo el plano ya había girado entre 60 y 70 grados en sentido horario, como era de esperar.

Pese a la fama lograda por este descubrimiento, los aportes de Foucault a la ciencia y la tecnología son tan ignorados como relevantes. Por ejemplo, preocupado por la demostración de la fórmula del seno (que no logró derivar), se abocó al diseño de un instrumento capaz de comprobar la rotación de la Tierra y que fuera independiente de la latitud. Y lo logró: inventó el giróscopo, que consiste en una rueda giratoria cuyo eje se mantiene libre e indiferente de cualquier movimiento exterior. Pocos advierten que el giróscopo es la base de la navegación aeroespacial, sin cuyo auxilio no hubiese podido desarrollarse.

Otros hitos importantes fueron la medición de la distancia al Sol y la velocidad de la luz en el aire y en el agua, con una precisión mayor a la lograda hasta entonces. Pero el más contundente aporte a la ciencia lo hizo al desarrollar un método de control de superficies espejadas que permitió construir telescopios de gran tamaño. Con la asistencia de estos nuevos telescopios, desde uno de 80 centímetros de diámetro que él mismo construyó hasta los gigantes de varios metros que empezaron a aparecer por todo el mundo, la astronomía y el conocimiento del universo pegaron un salto estremecedor. La tecnología moderna –con láser e interferencia– tardó más de cien años en superar la técnica brillante de cortar sombras con una cuchilla que ideó Foucault y que los astrónomos aficionados siguen utilizando.

La fuerza atractiva del péndulo radica posiblemente en su sencillez y su serena elegancia. Pero lo cierto es que desde su creación se ha convertido en un ícono de la ciencia, un símbolo del pensamiento racional, un emblema que nos enlaza con las leyes del universo.

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización oct-06. Buenos Aires, Argentina.