Las enseñanzas del Maestro Ciruela
La
voz del docente y la voz del milico
Hoy hablaremos de
la voz. La voz es el principal instrumento en nuestro oficio. Los tratados de
pedagogía se han escrito por millares; sin embargo, son muy pocos los que se ocupan
de esta herramienta de fundamental importancia. Usted puede ser un docente ocasional
o de carrera... no importa: está en el oficio y este problema debe interesarle.
El quid de la cuestión pasa por tener la voz impostada. Esto consiste en algo
más o menos así: "colocar" la voz de forma tal que se optimiza el uso de las cajas
de resonancia naturales y se logra un máximo de volumen con un mínimo de esfuerzo.
Tener o no tener la voz impostada es una diferencia cualitativa sustancial. Un
oído educado las distingue sin problema alguno, aun funcionando al mismo volumen.
El volumen de la voz es una condición sine qua non de la clase bien
dada. Usted puede regularla de esta manera: aunque se dirija al alumno sentado
en la primera fila, piense que habla con el que está en la última (en los bancos
pizarrófugos) y eleve los decibeles para que aquél escuche perfectamente (no hace
falta que lo mire). Después verá: si siente que ha forzado su voz es que no la
tiene impostada.
La impostación de la voz es una habilidad para todos,
no para superdotados. Hay quien la ha impostado solo y sin darse cuenta. Hay quien lo logra probando; pero si no le sale, invierta unos pesos en el consultorio
de un foniatra y nunca se arrepentirá: a la tercera o cuarta sesión alcanzará su
cometido y se sentirá muy cómodo. Y notará la diferencia.
Si usted logra impostar su voz verá que
sus alumnos lo empiezan a querer más, a amarlo, a atender más, a entender más,
verá que sufre menos cansancio, menos disfonías en el año. Menos gripe, más dinero.
Verá que se detiene la caída del cabello y que aumenta sustancialmente la frecuencia
de relaciones sexuales con su pareja.
Es curioso que ninguna institución
de formación docente haya implementado tan sencillas medidas; para todas ellas...
el problema directamente no existe. Fíjese: los militares, en la escuela de oficiales,
tienen una materia que se llama "Voz de mando"; seguramente en su programa figura "Caaarrrera-marrrr!!!", "Cptieeerrra!!!", y no figura "Impostación".
Pero bueno, algo es algo. De todos modos... ¿Por qué vamos a dejarles el
galardón del sentido común, nosotros (lo más granado de la sociedad) a ellos (los
mercaderes de la muerte)?
Artículo publicado en la revista EXACTAmente. Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización jun-06. Buenos Aires, Argentina. |