Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Virus

Siempre me llamó la atención, y nunca logré comprender del todo, ese entusiasmo casi irracional por definir si los virus son seres vivos o inanimados.

Hay docentes que no tienen una respuesta rotunda y optan por decir: es un debate que aún no ha terminado, hay quienes afirman que los virus tienen vida y otros dicen que se trata de materia inerte. ¡Mentira!, no hay tal debate. O, si lo hay, no es un debate científico ni entre científicos. A los científicos los tiene absolutamente sin cuidado, no les importa, ni tampoco se lo preguntan.

A ver... vamos a arrancar por el principio. No existe una definición taxativa de vida, ni menos que menos breve. Se prefiere definir la vida a partir de sus características distintivas. Se reproduce, crece, metaboliza, disminuye la entropía, evoluciona... etcétera, etcétera.

Ninguna de las características funciona por sí sola, porque siempre encontraremos contraejemplos de organismos indudablemente vivos que no participan de la cualidad elegida. Por ejemplo, no podemos decir que la vida se caracteriza sólo por la reproducción, ya que una mula viva o una hormiga viva o una persona viva pero estéril, cualquier tonto se da cuenta de si realmente están o no están vivas, si pertenecen a la vida... aunque no puedan reproducirse.

Utilizar todas las características de la vida en conjunto, aunque alguna no se cumpla, es un método bastante confiable. Pero, insisto, no sirve para nada. Supongo que tal fanatismo está impulsado por un espíritu clasificatorio, coleccionista. La ciencia no camina por esos andariveles.

Volvamos a los virus. Resulta que muchas de las características de la materia viva están ausentes en los virus. En general se trata de cachitos de ácido nucleico -en variados envases- con instrucciones precisas para parasitar un ser vivo y apropiarse de sus funciones (características) vitales que por sí solo el virus no posee.

Es cierto: solos no pueden reproducirse, no pueden metabolizar... etc., pero por otro lado mutan y evolucionan como el resto de los organismos vivientes. Encarnan una situación limítrofe ideal para que gasten tinta y saliva aquellos que no distinguen lo importante de lo trivial.

Voy a destacar lo que a mí sí me parece importante en este asunto. No si los virus son o no son parte de la vida. Lo relevante es que son un escalón intermedio que nos permite pensar el universo como un continuo. En nuestro mundo no existe un límite que separa lo vivo de lo inerte. Toda la materia que existe en el universo goza de las mismas propiedades químicas y físicas sin exclusión. No existe un hálito vital ni una chispa divina para un subconjunto privilegiado. Solo materia y energía, que, de vez en cuando, hacen cosas divertidas y sorprendentes que nosotros llamamos vida.


Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización jun-10. Buenos Aires, Argentina.