Las enseñanzas del Maestro Ciruela
De verdad verdadera
Se ha popularizado la idea poperiana de que la ciencia no busca ni alcanza la verdad. Que se conforma con sólo no ser falsa... lo cual no es poco, pero le otorga un grado de precariedad insoportable.
Nunca se está a salvo de que no aparezca una teoría que falsa la teoría imperante y la desplace de la faz de la Tierra. Eso pone al conocimiento científico en el limbo de lo efímero y envalentona a las creencias religiosas, las pseudociencias y otras paparruchadas a pretender un espacio digno en el conocimiento. Con el tema de la verdad hemos pecado de cautos... pero también de ingenuos.
Para ejemplificar la falsación se presenta la mecánica de Newton desplazando a la aristotélica, y a la Relatividad falsando la de Newton. En todo el vasto territorio del conocimiento científico no parece haber muchos ejemplos.
Lo cierto es que la ciencia avanza en una persecución de la verdad. No hay otro motor. Y los logros son formidables. Los científicos tabajan afanosamente buscando la verdad, y cuando la encuentran no es justo arrebatársela con una pirueta epistemológica.
Toda duda razonable
Yo le encuentro al menos dos defectos a ese afán filosófico preciosista. Tomemos el asunto de la geometría de la Tierra (valga la redundancia). Antiguamente la creyeron plana e hicieron mil experimentos -todos exitosos- para verificarlo. Pero no era verdad. Apareció la teoría de la Tierra esférica. Hicieron mil experimentos -todos exitosos- para verificarla. No era verdad: resultó ser un geoide de polos achatados. Hicieron... y tampoco era verdad: se trata de una forma cambiante, mareas, olas, montañas, rugosidades por todas partes... y vaya uno a saber con qué se descuelgan más adelante.
El ejemplo nos muestra que al menos estas falsaciones no son tales: en la escala casa, barrio, ciudad, la Tierra es plana. En la escala planetaria la Tierra es redonda. En el nivel de detalle que se pretende para muchas inferencias la Tierra es redonda. Todos han visto fotos tomadas desde dejos de la Tierra. Es redonda más allá de toda duda razonable. Se trata de una teoría científica verdadera.
La teoría de la Tierra plana a escala planetaria resultó ser falsa. Pero ese yerro no afecta en lo más mínimo la reputación de su sucesora.
La propia mecánica Clásica, la de Newton, sigue siendo verdadera más allá de toda duda razonable tomando los recaudos del detalle con que queramos describir el universo y los límites dentro de los que aplicamos la Teoría. Es cierto que la Relatividad la pueda haber falsado... pero sigue siendo verdadera si le pedimos que describa lo que debe describir y no otra cosa.
Doble estándar
La segunda objeción es que el concepto de verdad, en sí mismo, es más elusivo que el agua. Sin embargo convivimos con él del modo más natural y consistente. Todos entienden qué es la verdad y casi nadie la objeta. Tomando el ejemplo que aportó Richard Dawkins: si el juez te pregunta si es cierto que estuviste en Berazategui la noche del crimen hay sólo dos respuestas posibles: o sí o no... a nadie se le ocurriría responder... mire señor juez, depende de qué entendamos por "estar". O sea, hay un estándar de "verdad" del cual goza la humanidad, fecundo y provechoso.
Si, en cambio, yo dijese es verdad que el protón se halla en la posición equis, la cosa se pone más peluda y la sombra de duda se hace presente con juiciosa prudencia. Esa supuesta verdad hay que analizarla con toda la batería de la lógica. Y es posible que no alcance.
Pero si afirmo por ejemplo que la especie humana y la chimpancé poseen un antepasado en común la verdad brilla luminosa sin la menor amenaza de nublarse. Hay miles de inferencias para chequear si la proposición es verdadera o es falsa. No hay motivo para enjuiciar esa proposición con un estándar de verdad diferente del común y corriente.
Eso es lo que se pretende hacer con la ciencia, juzgarla con un doble estándar, por demás innecesario... y lamentablemente pernicioso. El amplio territorio del conocimiento científico puede recorrerse casi en su totalidad con una vara verdadero/falso común y silvestre. Es malicioso juzgarlo en toda su extensión por la naturaleza exótica de algunos remotos (e interesantes) rincones.
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