Las lecciones del Maestro Ciruela
Enseñanza retrógrada
en diferentes órdenes de magnitud
De vez en cuando la realidad nos golpea con un mazazo en la cabeza. Ocurre, sobre todo, cuando nos topamos con un salto del orden de magnitud. Me pasó no hace mucho cuando charlaba con un colega sobre la prohibición del uso de la calculadora que mantienen algunos docentes, en algunas escuelas. Qué anticuado, antiguo, inútil, absurdo. Rápidamente desbaratamos todos los argumentos a favor que -se nos ocurría- podía esgrimir alguien en favor de la prohibición.
Y hablando de posturas retrógradas y modalidades decimonónicas, mi colega tuvo la feliz idea de mencionar la enseñanza -que todavía existe en la Argentina- de las escuelas para estudiantes de un sólo sexo.
Ese fue el instante en que percibí el cambio de escala, la multiplicación por diez, por mil. Qué ridículas nuestras disquisiciones al lado de esto. Ahora, nuestros dirigentes en educación parecen no darse cuenta... ¿Cómo pueden los ministerios de educación hablar de modernización de la enseñanza cuando todavía permiten que existan escuelas sólo para niñas? ¿O sólo para varones? Qué salto al Medioevo.
Yo me enorgullezco de tener colegas muy bien informados. Ciruela -me dijo-, parece ser que los grupos de mujeres y varones, por separado, tienen mejores rendimientos escolares. Lo dudo, respondí raudo, aunque no objeto que se trata de un buen tema para investigar... De todos modos, creo que acá el asunto es otro muy diferente, o te creés que los empresarios que mantienen escolaridad unisexual lo hacen de progres, por criterios pedagógicos... ¡lo hacen de trogloditas, de puritanos, de mojigatos! Y las autoridades educativas, todos esos expertos que tienen... ¡no dicen nada!, ¡miran para otro lado!
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