Las lecciones del Maestro Ciruela
Curiosa enfermedad

En las escuelas secundarias argentinas (y supongo que también en las del resto del mundo) se esparce una curiosa enfermedad. Ataca a los adolescentes sin distinción de sexos, el germen es contagioso y virulento. La enfermedad que produce se denomina reemplacismo y se caracteriza fácilmente por este síntoma inequívoco: una alta intolerancia a la incógnita.

Cuando un estudiante se topa con una letra a la que puede reemplazar por un número (y su unidad, si se tratase de una magnitud física) lo hace inexorablemente. No hay modo de contenerse. No importa si tal reemplazo es necesario o no para algún fin ulterior: el impulso es irrefrenable.

La intolerancia a las incógnitas (o peor aún: a las variables, que inmediatamente luego del reemplazo dejan de ser variables) es fomentada por docentes de ciencias que no conciben la ciencia como una descripción del universo sino como un método de cálculo de cuanta cosa inútil se les ocurra.

El caso emblemático es el de aquellos docentes de Física que enseñan con fórmulas (y no con funciones) y llaman permanentemente "inicial" y "final" a situaciones en las que no necesariamente se inicia ni finaliza nada.

Sus pobres estudiantes no solamente tendrán que calcular esas pavadas, sino que se privarán de entender cómo la ciencia utiliza las funciones reales para describir fenómenos naturales... a los que tal vez ellos sí deban enfrentarse en el futuro.

El reemplacismo es la consecuencia natural de los docentes formulistas cuyos pobres estudiantes serán incapaces de distinguir entre una variable y una incógnita. Conocer el origen del mal es la mejor y más saludable profilaxis.

 
 
 
 
 
 
   
Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización abr-12. Buenos Aires, Argentina.