Las enseñanzas del Maestro Ciruela PROEZAS
CIRCENSES
En la lección de hoy le voy a contar cómo
gané fama fácilmente en mis primeras clases de Tiro Oblicuo. En esta no hay "trampa"
alguna, sólo un poco de práctica: sobre el inicio de la clase se impone dibujar
una trayectoria parabólica; trácela en dimensiones generosas, como mínimo un tercio
de pizarrón. Le será útil para dibujar varios vectores de velocidad, descomponerlos
y luego mostrar las variaciones o constancias de sus proyecciones. Pero antes,
cuando todavía esté la trayectoria desnuda, ahí tiene usted la oportunidad de
pasar a la inmortalidad.
Los chicos no tienen por qué creer que esa gráfica que
acaba de dibujar es efectivamente una buena representación del Tiro Oblicuo; tal
vez alguno con experiencia, intuición o excesiva racionalidad lo crea... pero
la mayoría no.
Acá viene el pase maestro: usted se agacha un poquito,
pone una sonrisa sardónica... toma un trocito de tiza blanca que tiene preparado
y lo arroja en forma paralela al pizarrón con la misma dirección del primer segmento
de la parábola que tiene dibujada. Con un poco de práctica y habilidad logrará
que la tiza siga la trayectoria anticipada en un perfecto calco de la curva trazada.
Los aplausos por la sorpresa surgirán cual manantial de admiración y gratitud.
A partir de entonces sus alumnos jamás pondrán en duda los esquemas que
usted confeccione en el frente... y hasta es posible que le soliciten autógrafos. |