Las lecciones del Maestro Ciruela
Analistas de preguntas
“El factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese en consecuencia”. Ausubel, D. P., Novak, J. D. y Hanesian, H., Psicología Educativa, Trillas, México, 1968.
El asunto, entonces, es cómo averiguar lo que los estudiantes saben. El método que más resulta es escuchar correctamente las preguntas de los estudiantes. Y no es una mala práctica fomentarlas, incluso generarlas organizadamente.
Me explico: toda pregunta tiene detrás una teoría, una hipótesis, una idea, un prejuicio que la genera. Habitualmente ni el propio estudiante lo sabe, pero cuando él pregunta hace emerger la punta de un iceberg que usted debe saber bosquejar. No hay preguntas tontas, ni hay preguntas inocentes. “Mi amor, ¿a dónde vas tan perfumada?” Toda inquisición revela palmaria o sutilmente creencias o saberes. Conviértase en un buen analista de preguntas y encontrará la llave que Ausubel le encomendó agenciarse.
Es paradójico que a veces los docentes tengan temor a las preguntas de los estudiantes. Suponen que estarán obligados a responderlas, como si de enciclopedias se tratara... La enseñanza corre por otra cuerda. Mi amiga y colega Evi Rave suele decir “¡qué regalo, una pregunta!”. Ella sabe que el mejor aporte que un alumno puede hacer a toda la clase -y al docente, sobre todo- es una pregunta. Usted va a entender de dónde viene, a dónde va... y pondrá el aprendizaje en marcha.
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