Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Secundarias sin ciencias

Lamentablemente una de las deformaciones de la educación secundaria en la Argentina es la ramificación en modalidades entre las cuales varias -"artística", "comunicación social", "letras" y otras- poseen una carga horaria semanal de matemática y materias científicas que es insuficiente.

Los estudiantes suelen elegir la modalidad por razones diversas entre las que no siempre figura la certeza vocacional. La mayoría de las veces eligen (mal) porque la oferta educativa es escasa.

El problema principal es que el sistema educativo los engaña: después de aprobar el curso secundario completo les entrega un título que -supuestamente- los habilita para ingresar a la universidad a cualquiera de sus carreras. Se trata de una mentira atroz que les cuesta a los estudiantes frustraciones dolorosas.

El sistema educativo no les avisa a los padres y estudiantes: "con el título secundario que le vamos a entregar cuando finalice el curso de bachillerato con orientación en comunicación social, va a poder ingresar a la universidad... pero ni se le ocurra intentarlo en una carrera técnica o científica". Los directivos y las instituciones no lo dicen. Por el contrario, siguen mintiendo con la idea de habilitación sin aclarar que se trata de una habilitación administrativa, no real.

Asimétricamente, los estudiantes que eligieron una orientación científica, o cualquiera con una carga horaria de matemática suficiente, no tienen ningún inconveniente en el ingreso a la universidad para carreras como abogacía, letras, sociología o cualquier otra donde la matemática no sea un escollo. Y si eligen una carrera técnica o científica, pueden dar la pelea con dignidad.

Algunos colegas argumentan que en la secundaria la carga horaria elevada de materias técnicas resulta expulsivo y que eso es contrario a los intereses de la institución (de la escuela para arriba). Bien, yo les respondo que hay otras formas de lograr la inclusividad sin tener que recurrir al engaño ni a la mentira, y que evitarles a los jóvenes el esfuerzo del pensamiento científico y matemático no es hacerles ningún favor, ni a ellos ni a la nación.

Y que dos más dos son cuatro, joder.


 
 
   
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