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Las enseñanzas del Maestro Ciruela
La
manzana de Newton
y la unidad del universo
Que don
Isaac Newton haya encontrado la Ley de Gravitación Universal justo en el momento
en que una manzana golpeaba su cabeza es tan sólo una leyenda. Pero puestos a
analizarla, encontramos que es una de las más bellas de la historia de la ciencia,
poseedora de una substanciosa metáfora que lamentablemente suele olvidarse o desconocerse.
En mis cursos de física acostumbro a contar la versión completa, que sigue a continuación.
Estaba Newton en sus mozos 24 años contemplando la Luna y especulando sobre las
razones de su movimiento. En ese preciso instante lo golpea la manzana, y es así
que con la sacudida le viene al genio la idea de que el movimiento lunar y la
caída de los cuerpos... son la misma cosa.
La imagen plantea tres cuestiones
relevantes. La inmediata es aquella que la leyenda no menciona: la ley gravitacional
del cuadrado inverso, cuya revelación habría llegado con el manzanazo. La segunda
tiene que ver con el carácter universal de la cuestión. En general, mis alumnos
no se habían percatado de la palabra "universal", que remata el nombre de la ley.
Su importancia es grande. Por primera vez aparecía una ley física aplicable tanto
al mundo terrenal como al celeste, a la manzana como a la Luna, en franca oposición
a las verdades consagradas hasta la época, y sostenidas a fuerza de grillos y
hogueras. El universo es uno solo y lo gobiernan las mismas leyes en todo tiempo
y lugar.
La tercera cuestión es la que molesta a mis alumnos. Porque decir
que el movimiento de la Luna y la caída de la manzana son la misma cosa es lo
mismo que decir (y mis alumnos son muy rápidos en sacar conclusiones) que orbitar
y caer son sinónimos. Ok, les digo, no desesperen, y les propongo esta serie de
experimentos mentales, que el mismo Newton realizó. Supongan que subo hasta la
terraza de mi casa y arrojo horizontalmente una manzana, ¿qué ocurre? Nada extraño:
avanzará y caerá, avanzará y caerá, hasta que finalmente encuentre el piso y se
estrelle. Pero, no contento con el resultado, busco una torre mucho más alta que
la terraza de casa y repito el experimento. ¿Qué ocurrirá? Nada demasiado nuevo:
avanzará y caerá, avanzará y caerá, y se estrellará a una mayor distancia que
cuando hice la experiencia en mi casa. Si continuamos mentalmente el experimento,
no es difícil predecir que cuanto más alta sea la torre desde donde arrojamos
la manzana más lejos de nuestros pies encontrará su cruel destino. Acá el experimento
pega un salto. Dijo Newton: "Si yo fuera capaz de subir a una torre lo suficientemente
alta, y desde allí arriba, más allá de las nubes, arrojase horizontalmente mi
manzana... ¿Qué ocurrirá? ¡Pues nada nuevo! Caerá y avanzará como hizo antes,
y seguirá cayendo y avanzando, y cayendo, y cayendo. Pero nunca alcanzará la superficie
de la Tierra, que obstinadamente se curva debajo de ella"... Ya que la Tierra -no lo olvidemos- es redonda.
Una vez -fíjense
lo que son las cosas- un estudiante me preguntó con cierta sutileza e ironía:
"Profe, si la Luna está cayendo sobre nosotros, qué hacemos perdiendo el tiempo
en este curso de física y verdulería". Es inevitable... siempre hay una manzana
podrida.
Artículo
publicado en la revista EXACTAmente. Todos los derechos reservados.
Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización jun-06 | |
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Ilustraciones
de Santiago Erausquin |
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