| Las enseñanzas del Maestro CiruelaMercado de agendas
 En los medios periodísticos existe un curioso  mercado negro. 
No es difícil incluso  toparse con misteriosos traficantes. Los 
objetos de este  comercio inescrupuloso son ciertas agendas 
telefónicas. Parece ser que los hombres de prensa necesitan  comunicarse constantemente con los  famosos (gente de rara nobleza), cosa que
 no es fácil pues los  integrantes del jet set no figuran en la guía
 telefónica,  probablemente para evitar las hordas de admiradores,
 los cholulos y demás  potenciales intrusos de la privacidad.
 Así es 
  que cuando un  periodista, después de una ardua pesquisa, consigue el teléfono de  un famoso, lo atesora en su propia y
 personalísima agenda  que no comparte ni con el más allegado
 colega. Estas agendas  personales van engordando con el tiempo y
 un día comienzan a  cotizar cifras suculentas en el mercado negro.
 Imagino que todo se inició cuando algún  periodista fue 
  despedido de la  editorial y, embargado de problemas económicos, 
  se le ocurrió probar  suerte con su agenda de teléfonos. Don Ciruela, un servidor, que se ha codeado con ilustres personalidades de la ciencia,  no desea participar de tan espurio  mercado y 
  apuesta a permanecer  con su público hasta el fin. 
  Es por ello que en un  gesto de osado desprendimiento y altruismo
  decide compartir  sus hallazgos telefónicos con los lectores:
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