Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Melina, y el grupo de estudio


A veces los maestros tenemos que ocuparnos de asuntos que exceden las cuatro paredes del aula. Les voy a contar el caso de una estudiante que tuve y que, para preservar su identidad, llamaré Melina.

Era una joven inquieta, preguntona, inquisidora, cuestionadora, inteligente… digamos, en suma: rompebolas. Y bonita. Aunque si ella me interpelaba en medio de una explicación y yo respondía repreguntando, entonces se quedaba muda, colgada, trabada y no podía salir a flote de la cuestión. Había que rescatarla.

De todos modos supuse que le iría bien en el primer examen, pues inteligencia y dedicación no le faltaban. Pero se sacó un uno. Su prueba fue más triste que un entierro. Recién ahí caí en la cuenta de que sus preguntas tenían, siempre, una pizca de contrariedad, de bronca.

A la clase siguiente aproveché un recreo para abordarla en privado:
            –Pensé que sacarías una buena nota.
            –Pensaste mal. Los ejercicios no me salen. En casi todos me trabo, y no sé cómo seguir. Termino abandonándolos. Debo ser una estúpida. Creo que voy a abandonar el curso.
            –Pero cómo… ¿y tus compañeros también se quedan trabados? (…) No me digas que no tenés grupo de estudio.
            –No, no tengo. Estudio sola.
            –¡No puede ser!, llevamos dos meses de curso ¿y todavía no armaste un grupo de estudio? ¿Vivís lejos?
            –En el centro.
            –Imperdonable… ¿Qué es: intolerancia, timidez?
            –A quién podría decirle…
            –¡Ajá! ¡Timidez!
            –Es que…
            –No digas nada –la interrumpí–. No se puede estudiar Física solo. El grupo resuelve tu problema. Te destraba. Dos personas no avanzan el doble o el triple de rápido que una... avanzan diez veces más rápido, y más efectivamente. En materias como ésta, tan operativas, en las que para demostrar que entendiste tenés que resolver problemas, el grupo es la solución.  En cada ejercicio se requieren cantidades de habilidades: físicas, matemáticas, algebraicas, geométricas, lógicas. De modo que es inevitable que te trabes; pero es muy improbable que todos se traben en la misma dificultad. Así es como el grupo avanza… donde ninguno podría hacerlo solo. El grupo le pone ritmo al estudio, evita distracciones tontas (y las reemplaza por otras más interesantes), el grupo enseña más que una clase con el profe. Todos socializan sus saberes y ninguno se va del grupo sin conocer lo que el resto sabe. Lo tuyo no tiene perdón. Vas a desperdiciar tu capacidad, tu entusiasmo… Armá un grupo. Es una orden.
            –Es que no sé a quién decirle…
            –No sos una nena. La clase que viene te pregunto, y pobre de vos que no tengas un grupo de estudio.

La clase siguiente la miré fijo al entrar al curso. Melina desvió la mirada. En el intervalo me acerqué y fui rudo.
            –¿Tenés grupo?
            –No. No se me ocurrió a quién podía decirle.
            –¡Franciscoooo! –grité esperando que Fran me escuchara. La mejor nota del curso se acercó a ver qué quería–. Hola, Fran. Te presento a Melina. Melina, este es Francisco. Francisco, dale tu teléfono a Melina. Podés decirle Mel. Melina: dale tu teléfono a Fran –ambos obedecieron sin decir palabra–. Fran: Melina necesita sacarse un siete en el próximo examen. Falta un mes. Quiero que se saque ocho. ¿Entendido?
            –Sí, Profe.

Durante las clases que siguieron las intervenciones de Melina empezaron a ser diferentes. Seguía tan preguntona como antes, pero la sentía más reposada, diría yo. El tono había cambiado -no es fácil describirlo-... antes angustia, ahora curiosidad. Antes era sólo por entender lo mínimo; ahora porque quería más. Tenía confianza en su propia pregunta. Y se la veía más suelta. En el examen sacó ocho: Fran es cumplidor.

Bueno… y acá termina la historia. Yo sé que ustedes quieren saber si Fran y Mel… bueno, ya saben… más allá de la Física… no que… bueno, un poquito… Algo había desde el principio: fue muy manso ese “sí, Profe” de Francisco. Era la mejor nota del curso… pero de tarado no tenía ni un pelo.

Melina es la del fondo de todo (en esta foto no se la ve, lo siento).
 
Acá tampoco está Melina. Esta foto es de un grupo de estudio de ese mismo curso.
 
 
 
Estos son los más amigos de Francisco. La foto está tomada por Melina.
   
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