Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Científicamente idiotas
En la Alemania nazi fueron perseguidos y expulsados del país muchos físicos de primerísimo nivel: Einstein, entre otros. Se los acusaba de practicar una “ciencia judía” que era necesario erradicar de las pulcras universidades alemanas, en las que se debía enseñar la “ciencia aria”, una ciencia nacionalista y, por supuesto, pura. Es una pena que no se diga: además de ser la peor lacra humana, los nazis fueron científicamente estúpidos.
Pero no son los únicos. En la Rusia de Stalin, todo biólogo genetista que no adoptara los criterios de Trofim Lysenko era perseguido y encarcelado en Siberia. No faltaron las torturas ni los asesinatos. Las teorías de Lysenko (fatal e infantilmente erróneas) encajaban a la perfección con los intereses estalinistas, y a los científicos que no adherían y se negaban a practicar la "ciencia soviética" se los acusaba de capitalistas. Además de intolerantes, en cuestiones de biología los soviéticos eran científicamente idiotas.
Parece que hay gente que no pudiera aprender de la historia. La ciencia no tiene pertenencia ideológica ni pertenencia cultural. La ciencia es una empresa global que reconoce un único árbitro: el universo. Y rinde obediencia a un solo amo: el peso de la evidencia.
Pero todavía hoy hay trasnochados o incautos que dicen que la ciencia es una herramienta de dominación imperialista, un producto burgués, machista, una forma de ideología capitalista, que se impone y legitima por vías hegemónicas como tantos otros productos culturales de occidente.
Sería gracioso si, tal absurdo, no fuese tan triste.
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