Las lecciones del Maestro Ciruela
Profesores con ideología

Voy a defender a Cabrera, mi creador. Un par de veces le criticaron que en su sitio No me salen, dedicado a la Física, hiciera una mención política en la portada*. Que nada tenía que ver con la Física, que era inapropiado, y que (va de suyo) no estaban de acuerdo con la mención.

Le voy a dar mi opinión. Los profesores harían mal en disociarse como personas, y encorsetarse en el rol docente cuando están frente a un curso. Si la imagen que usted construye frente a los estudiantes es la de un ser humano, completo, con sus pasiones, sus ideales, sus debilidades... el diálogo se hará más intenso, más fluido. Y todo irá mejor.

Nuestra responsabilidad es formar espíritus críticos, consciencia ciudadana, solidaridad, y muchos otros valores que la institución educativa debe transmitir. Es muchísimo más sencillo si lo hace en forma integrada, y para eso usted no puede escindirse: ahora sólo física, ahora matemática, después persona.

Distinto es el caso en que un docente dedica parte de su tiempo de clase a hacer proselitismo, reclutar adherentes o votos. En cambio, ser como uno es y mostrar los valores que uno tiene no es malo. Es ser honesto.

Tuve docentes que en muchos aspectos -incluida su ideología política- eran transparentes; no sólo no lo ocultaban sino que lo profesaban. Me caían bastante bien, independientemente de si yo comulgaba con sus ideales o no. Tal vez le parezca ridículo, pero esa arista descubierta me generaba la sensación de que la disciplina que me estuviese enseñando era más clara, tenía más sentido.

Hay quien supone que la falta de comunión ideológica puede estorbar la relación docente-alumno y, por ende, el aprendizaje. No lo creo. En todo caso estaremos ejercitando otro valor en el que nos debemos formar: la tolerancia.

Sea auténtico. No tema sacar a la luz esas motivaciones humanas tan responsables y solidarias. Ocuparse de lo público, comprometerse con la sociedad, estar informado son casi obligaciones de los intelectuales. No deje de practicarlo y de fomentarlo.

Tal vez me equivoque en el planteo de esta lección. Pero igual, mi amigo, no creo que podamos convencerlo a Cabrera, es más cabezón que yo.