english version

 

Las enseñanzas del Maestro Ciruela
BARCOS HUNDIDOS


Hasta el hallazgo del Titanic existía el criterio de que los barcos que se hunden en el océano no llegan al fondo, sino que quedan suspendidos entre dos aguas a cierta profundidad donde el agua está comprimida por la presión de las capas superiores.

En rigor, existe cierta lógica y fundamento para tal creencia. En las profundidades del océano, por ejemplo a 1 km bajo la superficie, la presión alcanza las 100 atmósferas (nuestros tímpanos no lo resistirían).

Parece natural suponer que a semejantes presiones el agua se comprima y alcance densidades enormes que dejen flotando a los acorazados. Lo cierto es que el agua se comprime muy poco, y por lo tanto su densidad no aumenta demasiado, con lo cual tampoco lo hace el empuje, la fuerza capaz de sostener el barco. En las pozas más profundas del océano el agua está comprimida apenas en un cinco por ciento.

Ahora bien. Que se comprima poco no quiere decir que no se comprima. Si el agua no se comprimiese, aún en esa pequeña proporción, el nivel de los mares del mundo ascendería en promedio unos 35 metros inundando 5 millones de kilómetros cuadrados, donde viven especies que deben su existencia a la compresibilidad del agua.

 
 
   
Artículo publicado en la revista EXACTAmente. Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización jun-06. Buenos Aires, Argentina.