Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Para qué sirve el hígado

Si a usted le preguntan para qué sirve un auto, usted no puede contestar que sirve para escuchar la radio... aunque es cierto que en el auto usted puede escuchar la radio el fin primordial para el que fue construido es para transladarlo a usted de un lugar a otro.

Pero pasa algo parecido cuando alguien le pregunta a un médico o a google por la utilidad del hígado. Suelen responder cuestiones secundarias... por importantes que sean. Ven las hojas y no ven el bosque. Piénselo así: el hígado es el órgano sólido más grande del cuerpo, una masa de un kilo y medio (eso es más que el cerebro) tiene que haber sido desarrollado con un fin primordial. Pues bien, ese fin primordial -equivalente a que el auto se desarrolló para el transporte del dueño- es ignorado.

El asunto fundamental es éste: usted tiene una masa corporal de -digamos- 70 kilos... mayoritariamente integrado por células. Y las células tienen que vivir, además de hacer cosas útiles e interesantes. Y resulta que esas células consumen casi exclusivamente un único tipo de combustible: glucosa. Usted que es buena persona trata de alimentarlas con cosas ricas: pizzas, ravioles, churrascos, ensaladas, helados de chocolate... pero las células no gustan de esas exquisiteces que usted les provee... son unas tontas aburridas... ¡sólo quieren glucosa! Por eso usted se ve obligado a portar un órgano enorme capaz de procesar toda esa materia riquísima que usted se afana en conseguir y transformarla en ese azúcar insípido que es lo que van a comer sus células.

Encima debe afrontar otro problema derivado de los caprichos y las escasas habilidades alimentarias de las células del cuerpo. Ellas son incapaces de desacelerar el consumo cuando no lo necesitan... si usted manda más combustible del necesario, igual lo van a consumir y le van a fundir el motor. Entonces el hígado se ve forzado a almacenar la glucosa que no se necesite en cada momento y para ello debe empaquetarla en moléculas de glucógeno (ovillitos de glucosa).

Claro, un órgano capaz de barajar casi cualquier manjar que usted ingiera y convertirlo en el alimento simple y puro de sus células, es indudablemente una planta industrial química de primera categoría... cualquier otra tarea química que el cuerpo necesite (detoxificaciones, síntesis complicadas, etcétera) se la vamos a encargar también a él. Pero el cartel que figura en la puerta de la planta es FABRICA DE GLUCOSA.

Las "células del auto" son sus cilindros. Ahí se recibe la energía química de la nafta y se convierte en energía cinética, para poder dar un paseo. El auto tiene un hígado externo, que es la planta refinadora de hidrocarburos. Si en lugar de llenar el tanque con nafta lo llenáramos con petróleo crudo el auto no podría funcionar. Lo mismo que nosotros.

 
 
   
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