Las enseñanzas del Maestro Ciruela Apología
del Geloso
A veces los docentes tenemos la oportunidad
de presenciar la clase de un colega. En esas ocasiones se pone de manifiesto un
curioso fenómeno: qué fácil que es criticar al docente... Tal vez con suerte se
trate sólo de críticas constructivas. Pero no importa; no es ese nuestro asunto. El
caso es que criticar al docente cuando da su clase es verdaderamente fácil. Supongo
que esto es así porque el espectador ve algo que el actor no puede ver (ni escuchar)
mientras está realmente preocupado intentando convencer al alumnado. En cambio
usted se retuerce de risa -o de indignación- en un banco del costado, observando
a su colega en el foco de las miradas.
Ahora bien, por un momento, ¿no
pensó que podría ocurrir lo mismo en la situación simétrica? Hmmm... probablemente
ocurriría. Porque seguramente usted tampoco haya podido escucharse a usted mismo
frente a una clase...
Le propongo el siguiente experimento que -si usted
se dedica a la docencia- no debe dejar de realizar antes de que sea demasiado tarde.
Grábese: consiga un grabador y grábese durante una explicación cualquiera. Cuando
se escuche, la primera sensación será: ése no soy yo. Después pasará y, si se
siente bien de ánimo, podrá escucharse como si escuchase a un colega. Tal vez
-por qué no- se critique a usted mismo; entonces procure ser constructivo. Tal
vez aprenda algo nuevo; entonces... no olvide aplicarlo. Quizás le aburra oírse;
en ese caso, hmmm... no sé qué decirle. También puede ocurrir que escucharse le cause
gracia, le divierta; entonces... lo felicito.
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