Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Gigantes
En varios videos critiqué a los sociólogos de la ciencia por ocuparse de asuntos banales y sacar conclusiones absurdas rayanas con la impostura. Acá les propongo un tema que a mí me parece muy serio: explicar por qué Argentina, un país que ha castigado política y económicamente a la ciencia, con brutalidad y saña como en la actualidad (gobierno del señor Milei), aún así ha logrado encumbrar 3 premios Nobel en ciencias convirtiéndose en líder indiscutido en Latino América.
Pocos jóvenes son conscientes de esta singularidad regional, como tampoco son conscientes de que además de nuestros tres nobeles estamos rebosantes de gigantes de la ciencia que varios de ellos no tienen un Nobel sólo por accidente.
Se los nombro para que les empiecen a sonar sus nombres: primero nuestros tres nobeles, Bernardo Houssay, Luis Federico Leloir y César Milstein.
Luego el pelotón de genios que les siguen: Gabriel Rabinovich, Alberto Kornblihtt, Daniel J. Goldstein, Marcelino Cereijido, Eugenia Sacerdote de Lustig, Manuel Sadosky, Rebeca Guber, Osvaldo Alfredo Reig, Eduardo Ladislao Holmerg, Eduardo Braun Menéndez, Víctor Ramos, Ramón Enrique Gaviola, Juan Martín Maldacena, Matías Zaldarriaga, Juan Pablo Paz, Mario Bunge, Alicia Dickenstein, Carolina Vera, Ramón Carillo, Salvador Mazza, Christofredo Jakob, José Antonio Balseiro, Juan G. Roederer, Juan José Giambiagi, Roberto Salvarezza, Roberto Etchenique, José Olabe Iparraguirre, Sandra Myrna Díaz, Diego Golombek, Eduardo De Robertis, Héctor Maldonado, Celeste Saulo, Raquel Lia Chan, Andrea Gamarnik, Oscar Martínez, Miguel Ángel Virasoro, Miguel Walsh, Carlos Bollini, Fidel Schaposnik, Alfredo Lanari, Hector Vucetich, Mario Castagnino, Luis Caffarelli, Gustavo Esteban Romero. Algunos ya fallecidos, pero todos ellos verdaderos gigantes, verdaderos monstruos. La lista es arbitraria, desordenada e incompleta, por supuesto, y me disculpo por todas las injustas omisiones que acabo de cometer.
Cuesta creer semejante batallón de bestias de la ciencia en la Argentina y creo que merece una explicación. Y ya que estoy, queridos sociólogos, les propongo algunas pistas: ¿educación universitaria gratuita? ¿Ingreso universitario irrestricto? ¿Cogobierno estudiantil? ¿Reforma del 18? ¿Cantidad de proteínas en la dieta infantil? ¿O será que el dulce de leche hace que no emigren todos en masa y que siempre haya algunos que se quedan a pelearla? No sé... investiguen, llénenme de hipótesis, díganme por qué hago bien en seguir apostando a la ciencia para nuestra juventud, cuando década tras década la población vota por gobiernos neoliberales que denigran la ciencia porque les resulta inútil a su modelo agro-minero exportador en el que la ciencia, la tecnología y la industria sobran.
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