Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Educación mata creatividad
Un leitmotiv entre los gurúes que arremeten contra la educación formal es el siguiente: parece ser que los niños son muy creativos cuando pequeños... y que su creatividad va disminuyendo a medida que avanza su escolarización.
Uno de los estudios más mentados es el de George Land & Beth Jarman, publicado en el libro Breakpoint and Beyond: Mastering the Future Today. En este estudio se juntaron a unos 1500 chicos y se les preguntó cuántos usos diferentes podían encontrarle a un clip sujeta-papeles. Luego se establecía una escala y se puntuaba como "genio" a aquel que podía encontrarle más de 15 usos. Parece ser que a la edad de 3 a 5 años el 98% de los encuestados puntúa como genio. Un 32% 5 años después, y 10% cuando tienen entre 13 y 15. Y apenas un 2% de los adultos. La conclusión que muchos pedagogos extrajeron de estas observaciones fue que la educación mata la creatividad.
A partir de ahí elaboraron explicaciones muy coloridas: los profesores no permiten que los chicos se copien, los obligan a resolver problemas exclusivamente por los métodos que ellos enseñaron... ustedes imaginen.
Sin embargo el estudio no puede extraer ninguna conclusión sobre la escolarización. Si así lo hiciese habría incurrido en un error gravísimo, fatal: le habría faltado el grupo control. Grupo que -por otra parte- es muy fácil y simple de conseguir: niños de todas las edades (y adultos también) que no hayan pasado por la escolarización formal. Sin la comparación de resultados contra ese grupo nada interesante podemos concluir sobre la escuela. No creo que los autores del estudio hayan pifiado tanto, lo que creo es que muchos pedagogos -no versados en ciencia- se apresuraron a extraer conclusiones erróneas.
Tal vez la disminución de la creatividad (o como lo llaman los nuevos gurúes: pensamiento lateral) se deba simplemente al avance de la edad. A mí se me ocurre, sólo por ponerme a pensar con un poquito de sentido común, que tal vez la simple maduración, la sencilla acumulación de experiencia hace que filtremos naturalmente las "ideas locas". Si es así, no se trataría solamente de una conducta natural sino también muy conveniente a la hora de sobrevivir exitosamente. Dejarnos llevar por "ideas locas" todo el tiempo puede resultar nefasto en la vida de todos los ciudadanos de a pie como usted y yo. Brindarle dedicación y tiempo a esas extravagancias -de las que sólo muy pocas pueden ser exitosas- es muy costoso en términos de energía y supervivencia. La gran mayoría de esas ideas conduce al fracaso.
Echarle la culpa a la educación de algo que en todo caso hay que agradecerle a la experiencia refleja una ingenuidad asombrosa. Eso no obsta que la educación formal necesita cambios -muchos de ellos profundos- y avances. Pero perseguirlos sobre la base de ingenuidades o mentiras es el mejor modo de volver a fracasar.
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