Las enseñanzas del Maestro Ciruela LAS
BOLAS DE GALILEO
Que Galileo Galilei haya soltado dos
bolas de diferente masa desde lo alto de la torre de Pisa es probablemente tan
cierto como que Newton descubrió la Teoría de la Gravitación Universal al ser
golpeado por una manzana mientras miraba la Luna.
Ya en el siglo VI, Johannes
Philoponus (o Juan el Gramático) -basándose en experimentos- rebatió la teoría aristotélica
de la caída de los cuerpos en forma proporcional a su masa, aunque admitiendo
igualmente que no todos llegan al mismo tiempo, ya que los más pesados lo hacen
con una "pequeña antelación".
De todos modos, le cabe a Galileo el crédito
de teorizar al respecto enunciando una ley que le abrió las puertas a la mecánica
clásica.
Galileo enunció
la ley de caída de los cuerpos, que acertadamente afirma que los cuerpos caen
con aceleración constante e independientemente de su masa. Galileo no sabía que
la ley sólo es válida para alturas pequeñas (alturas comparables con el radio
terrestre implican aceleraciones variables) pero sí sabía que la interacción con
el aire podía alterar los tiempos de caída de diferentes cuerpos.
Sin embargo aún hoy es poco frecuente que los docentes de Física
presenten explicaciones correctas del fenómeno. Todos alcanzan a vislumbrar que
el efecto del rozamiento con el aire influye para que un cuerpo -generalmente
el de mayor masa- llegue al piso antes que el otro, pero pocos admiten que con
eso no basta. En efecto si lográsemos anular todos los rozamientos aún así los cuerpos más pesados llegarían antes al piso que los más livianos, si tienen volúmenes similares.
La interacción de la que todos se olvidan es
el empuje. Todo cuerpo "sumergido" en la atmósfera recibe un empuje de abajo hacia
arriba proporcional a su volumen (no a su masa). Por lo tanto, aún despreciando la
interacción por rozamiento, la aceleración de caída en el aire de cualquier cuerpo resulta ser g menos un término directamente proporcional al peso específico del aire, γ, al volumen del cuerpo, V, e inversamente a su masa, m.
a = g – γaire V/m
Por eso un globo tarda
más en llegar al suelo que cualquier otra cosa más pesada, aunque tenga la misma forma y tamaño. Eso
es lo que me atormentaba desde pequeño cuando mi tía me contó la historia de Pisa
y el rozamiento, pero omitió hablar de los globos porque sabía que a mí me daban miedo,
que me asustaban.
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