Las lecciones del Maestro Ciruela
Filosofía moderna
¿De qué se ha ocupado la filosofía desde los albores de la humanidad? De las preguntas fundamentales, de evaluar esas preguntas, de pulirlas, de verificar su pertinencia y de buscar las respuestas. Pero ocurre que muchas de esas preguntas tienen que ver con el universo y con el ser humano y su mente. Ambos objetos fueron, por otro lado, abordados por la ciencia. El conocimiento logrado hasta la actualidad hace que hoy resulte imposible seguir especulando sobre ellas seriamente prescindiendo de ese conocimiento.
Los filósofos que hablan sobre la mente ignorando los conocimientos actuales de la psicología me dan pena, y al mismo tiempo bronca. Pero mucho más me sublevan las especulaciones sobre el universo que prescinden de los conocimientos físicos necesarios para tal fin. Tanto la cuántica como la cosmología demostraron que la lógica, la verba, el razonamiento con palabras, son incapaces de abordar por sí solas las encucijadas actuales. El universo es lógico, pero de una lógica no expresable con palabras.
Analice, a modo de ejemplo, esta disputa actual en la que se debaten dos posturas antagónicas: El eternalismo postula que todo el universo actual más las cosas (o eventos) del pasado y del futuro existen como un todo único e indivisible, una realidad única y eterna que existe como un bloque de espaciotiempo. En cambio para el presentismo todo el pasado dejó de existir y cada instante futuro aún aguarda su momento de gloria, o sea, sólo existe el presente: sólo existe el universo y en un único instante (el presente) que va evolucionando a medida que fluye el tiempo.
Por supuesto, el presentismo parece lógico y el eternalismo un dislate de la ciencia ficción. Pero no es así. El asunto es que la discusión se debate en el terreno de las ecuaciones espaciotemporales de la Teoría General de la Relatividad, de la cuántica, de las geometrías no euclidianas... son discusiones algebraicas que van más allá de las cuatro operaciones aritméticas. Los simples mortales como usted y yo sólo podemos aguardar las conclusiones que, con mucho esfuerzo y no sin enormes pasiones, nos brindará la ciencia.
|