Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Sumisión de la mujer y feminismo
Durante la historia evolutiva de nuestra especie la biología puso a la mujer en un plano de sumisión e inferioridad jerárquica. Esto es un hecho. Un hecho natural e incontrovertible. Poderosas fuerzas ecológicas y evolutivas operaron durante millones de años para construir esta realidad social y comportamental que nos condiciona hasta nuestros días. Se trata de una realidad incómoda, injusta, nefasta. Nos encantaría que no hubiera sido así, pero la historia es inapelable, no podemos cambiarla.
No se trata de una confabulación de varones machistas que construyeron para beneficio propio una sociedad patriarcal, tal como insisten muchos académicos feministas. Se trata del resultado fortuito de la evolución que opera sin valores morales ni objetivos.
Esto no significa de ninguna manera que se trate de una realidad a continuar, a prolongar, a respetar, a preferir. Mucho daño le hacen a la humanidad quienes pregonan que lo natural es lo bueno. Miles de ejemplos nos dicen lo contrario, las enfermedades, las inundaciones, los terremotos... Y el machismo es uno más. Los seres humanos luchamos contra estas calamidades y también debemos luchar contra el machismo. Nuestra moral así lo exige y no podemos renunciar a este principio. Las personas de bien, las honestas, las éticas, las que defienden los derechos humanos y la justicia deben ser feministas.
Hombres y mujeres deben tener los mismos derechos, beneficios y obligaciones. Lograr esto es algo que nuestra naturaleza no puede impedir, y podemos alcanzarlo. Pero para ser más efectivos en producir este necesario cambio debemos aceptar la verdad que la ciencia nos revela. Como en cualquier empresa, el conocimiento es la mejor arma para lograr el cambio, y su ninguneo el mejor camino hacia el fracaso.
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