Las lecciones del Maestro Ciruela
Exámenes, compromiso y guía
Los cursos de todo tipo, pero sobre todo quellos que finalizan con un examen de acreditación (del conocimiento que se ofrece en el curso) deben publicitar de antemano el tipo de examen (por ejemplo con ejemplares de exámenes ya tomados en cursos anteriores). Los estudiantes -y cualquier interesado- debe conocer con anticipación qué cosas, qué temas, qué habilidades o destrezas se supone que terminará dominando, y en qué nivel de dificultad. En suma: qué examen (uno bastante parecido) deberá ser capaz de pasar cuando el curso finalice.
Tuve un docente, una vez, que a lo largo del curso resolvió en clase y muy didácticamente unos 100 ejercicios. Y anunció de entrada que el examen final constaba de 3 ejercicios de esa misma tira. Todos los estudiantes que nos presentamos al examen final sabíamos qué nos iban a tomar, ninguno sufrió una sorpresa, ni agradable ni desagradable. El contrato estaba claro desde el principio.
Por otra parte, para el docente y la institución se trata de un compromiso de cara a la sociedad que le confía tanto la conducción de la tarea de enseñanza aprendizaje como la acreditación de los saberes al finalizar el curso. De modo que al iniciarlo quedamos moralmente obligados no sólo con los estudiantes sino con la sociedad. Hacer público el examen es, de alguna manera, sellar el compromiso, blanquear ese contrato moral.
Por otro lado ese material público (hoy con el acceso a internet no hay excusa para no hacerlo) se convierte automáticamente en una guía de estudio y facilita que los estudiantes no se pierdan durante la cursada. Todavía puede perfeccionar aún más esta estrategia didáctica: al menos un ejemplar de examen debe aparecer totalmente resuelto. Si los estudiantes saben de antemano o a medida que el curso avanza qué tienen que aprender, cómo se los van a preguntar y cómo han de responder, esos exámenes se convierten en una excelente guía de estudio.
Sé que más de uno protestará porque esta estrategia le suena algo conductista... pero pamplinas, eso se lo contesto en una nota aparte. Lo dicho vale para los niveles de educación primario, secundario (sobre todo para el secundario) y universitario. Saber para dónde vamos y qué se pretende de nosotros es el mejor estímulo para que nos apropiemos de nuestro propio proceso de aprendizaje.
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