Las enseñanzas del Maestro Ciruela
¿EXACTAS O NATURALES?

¿A qué se llama ciencias exactas, a qué se llama ciencias naturales, y cuál es la diferencia fundamental entre ambas?

Las ciencias exactas son la Matemática, la Geometría y la Lógica. Las fronteras entre las tres son muy borrosas, pero la gente de a pie las suele distinguir perfectamente y sabe más o menos sobre qué tratan. Las ciencias naturales son las que se ocupan de la naturaleza, del universo: la Física, la Química, la Biología... pueden agregarse algunas más; también poseen límites borrosos y también son fáciles de distinguir por el ciudadano común que de ciencia ni jota.

Ahora... qué curioso: el lenguaje de las ciencias naturales está casi totalmente matematizado, o sea, casi todas las magnitudes de las que hablan son sumables o multiplicables o pasibles de tratamiento matemático, lo cual les aporta un poder de inferencia feroz. Pero sin embargo casi todas las magnitudes de las que se ocupan las ciencias naturales provienen de mediciones de la realidad, y estas mediciones son SIEMPRE inexactas, SIEMPRE cargan con la mochila del error: se trata de una propiedad constitutiva del universo. No de impericia ni de instrumentos precarios que ya se van a perfeccionar. No. Es y será siempre así. No se puede evitar.

Esto acarreó sus consecuencias: mientras las ciencias formales gozaron del beneficio de la verdad, a las ciencias naturales se les negó por decreto.

Verdad o falsedad en la matemática es un valor incuestionable (e incuestionado), la lógica interna lo garantiza, la consistencia interna es más sólida que el acero. El descrédito de las naturales, en cambio, proviene de la inexactitud de la medición. Cada vez que la ciencia toma información del universo sabe que esa información es inexacta. Se haga lo que se haga después con esa información, ya está contaminada con la mácula. De ahí a la negación del valor de verdad hay sólo un paso.

Pero se trata de un paso en falso; miremos, si no, este contraejemplo. No es cierto que el cociente entre una circunferencia y su radio valga 3,14. Tampoco vale 3,1416. Ni siquiera es cierto que valga 3,14159265358979323846. Y aún así el error cometido en expresar el cociente no le quita veracidad a la Geometría ni a la Matemática.

Con las ciencias naturales pasa lo mismo. Aunque las mediciones de la naturaleza sean inexactas pueden establecerse rangos de validez, cotas entre las que moverse con confianza para alejar toda sospecha de error fatal. Las magnitudes continuas con las que debemos enfrentarnos, que se resisten a exactizarse, dejan de entorpecer el acceso a la verdad exenta de dudas cuando las agrupamos en categorías discretas: hasta acá sí, desde acá no.

Pensado así, la Física y la Química son totalmente exactas (la Biología pronto lo será), donde exactas no alude a las mediciones sino a que son capaces de operar con magnitudes totalmente matematizables. Y gozar, así, del valor de verdad o falsedad que injustamente se les niega, muchas veces, desde cierta inquina.

 

 
   
   
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