Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Ciencia lúdica, ciencia ética
Si la pregunta es si es ético hacer ciencia casi lúdicamente, investigando por ejemplo en teoría de cuerdas, o estrellas binarias, motivado por la curiosidad... mientras tenés un hermano que se muere de hambre en la otra cuadra... no deja de ser una pregunta interesantísima.
Yo la encuentro casi equivalente a preguntar si te parece ético trabajar de pedicuro, dentista, modista, carpintero, gasista, músico, mientras tus hermanos se mueren de hambre en la otra cuadra. Y por suerte tengo respuesta para ello... si no, no podría dedicarme a la ciencia.
No soy, no puedo ser, indiferente al sufrimiento ajeno, menos aún si se trata del de un hermano. Trato de comprometerme de muchas maneras para luchar contra ese sufrimiento. Pero no necesariamente tengo que hacerlo con el trabajo con que me gano el salario. En todo caso, este trabajo lo hago del modo más eficiente y honesto que puedo y sin pretender –ya que sería ridículo- que fruto de mi trabajo cesen los sufrimientos de los demás. Pero pareciera que con lo ciencia pasa algo especial. La gente nos mira raro.
Me parece que esta cuestión está motivada por la idea errónea de pretender de la ciencia soluciones políticas. Los problemas políticos requieren soluciones políticas. No aclarar bien los tantos es peligroso, porque deriva en que la población no quiera apoyar a la ciencia porque espera de ella cosas que la ciencia no le da... en cambio sí podría darle cosas que la sociedad no espera, porque ni siquiera nosotros supimos explicarle cúales son los beneficios de tener ciencia, y qué se puede esperar de ella.
Ya quedó bien claro cuando lo explicó Richard Feynman: “La ciencia es como el sexo: algunas veces tiene aplicaciones prácticas, pero no es por eso que lo hacemos”.
|