Las enseñanzas del Maestro Ciruela
SINDROME NERD
Tengo una manía (una tara, si prefiere... no me ofendo). Consiste en estimar compulsivamente: voy caminando por la calle y sin pensarlo ni quererlo me pongo a estimar el volumen del edificio de enfrente, o la aceleración de un colectivo, o el costo de reposición de esas veredas, o cualquier cosa que termine en una cantidad... usté me entiende.
Por lo que tengo averiguado no soy el único al que le pasa. Mayoritariamente le ocurre a los físicos, matemáticos, y en alguna medida ingenieros y arquitectos. No es necesario tener el título en la pared... se lleva adentro. Seguramente es parte del síndrome nerd, lo cual, no es un padecimiento.
Es cierto que suele provocar risa y no pocas veces es motivo de burla. Hace tiempo viajando de Puerto Mont a Ancud, mientras esperábamos la embarcación a la isla, tuve la feliz idea de deducir en voz alta la cantidad de transbordadores que hacían la travesía cuando la demora entre uno y otro era de 25 minutos. Desde entonces, cada vez que me sustraigo pensativo en la calle mi esposa me pregunta bajito, ¿gordo... cuántos transbordadores?
Lejos de molestarme, reparo en que grandes descubrimientos de la ciencia se hicieron porque sus autores tenían la misma compulsión y sabían aprovecharla. El universo se nos presenta enormemente configurado en relaciones entre cantidades. Quien no cuente, quien no se haga una idea somera sobre cantidades, quien no advierta las proporciones... se pierde la cara más visible del universo.
Por eso yo siempre les hago hacer a mis estimados estudiantes ejercicios de estimaciones: ¿cuánto puede valer la constante elástica de un resorte de suspensión de un automóvil? ¿A cuánto equivaldrá el área de piel de un adulto humano? ¿Cuánto pesa un edificio de diez pisos? ¿Qué cantidad de agua cabría en la cancha de River?
-¿Por qué no de Boca? -me respondió irrespetuosamente en una oportunidad un mocoso demasiado ignorante-. Mire, muchacho... yo sé que usted me quiere llevar al terreno de las groserías, pero no lo va a conseguir. Sepa que todo tiene su explicación didáctica: yo ya estimé que su promedio no alcanzaría para aprobar el curso, de modo que pretendo que se vaya familiarizando con el barrio, porque seguramente va a tener que pasar varias vacaciones por acá, mientras sus compañeros descansan en la playa.
¡Habrase visto!
|