Las enseñanzas del Maestro Ciruela
Biblioteca de aula
Muchos colegas se quejan de que no pueden trabajar con libros de texto porque sus estudiantes no los compran. Yo le doy la solución: arme una biblioteca de aula.
Se hace de esta manera: se requiere de un lugar seguro y confiable en el aula para guardar los libros. Luego, no pida un único título, eso es el camino más seguro para el fracaso y, además, ya le expliqué que eso es antipedagógico. El libro de texto único uniforma y estupidiza. La variedad enriquece. Usted tiene que dictar los temas que le interesan, una lista de textos posibles, y aclarar que cualquier otro que no figure en la lista pero que verse sobre los mismos temas también sirve. Acláreles que los libros se consiguen prestados, robados, comprados, alquilados… que los van a encontrar nuevos, usados, requeteusados… Que no importa la fecha de edición, los libros antiguos también sirven. Ayúdelos a encontrar libros, propóngales que llamen a sus amigos estudiantes de años anteriores, tal vez algunos que ya egresaron, que llamen a parientes, que endosen a sus familiares el compromiso de la búsqueda… y que el que más libros consiga se va a llevar un premio maravilloso.
Con esos libros que los chicos consigan, aunque sean pocos, ya va a poder realizar provechosos trabajos bibliográficos. Pero la trampa viene a fin de año. Al terminar el curso usted les dice que pueden llevarse los libros, o, si gustan, donarlos a la biblioteca del aula para que los compañeros que los sucedan no tengan que empezar nuevamente de cero. La mitad, por lo menos, donará el libro que había aportado. Al cabo de 3 o 4 años usted tendrá una biblioteca de aula que será la envidia del resto de los docentes. Ojalá lo imiten.
Si lo que usted pretendía era que sus estudiantes trabajaran con los libros en sus casas… eso no es inconveniente, al contrario. No todos los chicos estarán dispuestos a leer el mismo día, y su biblioteca de aula no tiene que ser tan ortiva como para no efectuar préstamos a domicilio. Bien, nombre uno o dos bibliotecarios entre sus estudiantes y encomiéndeles la administración de la biblioteca, sus ingresos, egresos y préstamos. No es difícil, y estará contribuyendo a lograr la cultura del libro y la lectura.
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