Las enseñanzas del Maestro Ciruela
BELICOSOS
Y ASTUTOS
Recién en 1738, en Francia, se midió la
velocidad del sonido con precisión aceptable. Los científicos situaron dos cañones
en colinas separadas, aproximadamente, unos treinta kilómetros. Dispararon el cañón
de una colina y cronometraron el intervalo entre fogonazo y sonido desde la otra
colina. La velocidad es de 331 metros por segundo en el aire a una atmósfera de
presión a cero grado centígrado... Pero... ¿para qué necesitarían dos cañones,
uno en cada colina? ¿Por si fallaba el primero? ¿De belicosos no más?
Respuesta: Los dos cañones eran necesarios ya que se sabía que el sonido era transportado
por el movimiento de las moléculas del aire. Estaban claramente frente a un problema
de movimiento relativo: el sonido se mueve dentro del aire, que a su vez también
se mueve. El viento hubiera modificado el resultado del experimento si no se hubiese
hecho de este modo: haciendo el promedio de velocidad obtenido con cada disparo
se obtiene el valor de velocidad absoluto para el aire en reposo. Franceses astutos...
¿Sabía usted que un problema exactamente igual a éste... un sencillo problema
de movimiento relativo, pero no con el sonido, sino con la luz, y luego de un
resultado inesperado, condujo a Albert Einstein a la Teoría de la Relatividad?
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