Las lecciones del Maestro Ciruela
Compromiso político de un docente
o un estudiante
Una gran parte de la población no tiene compromiso político, ni siquiera interés político. No se trata de una realidad agradable, pero es así. Cuando esa parte del pueblo expresa su voto en las elecciones no lo hace generalmente con criterios políticos, ni estratégicos, ni mucho menos solidarios. Por lo común eligen al candidato al que más le creen, o que le cae más simpático... o eligen por oposición al que le cae más antipático.
Desentenderse de la política es un gesto egoísta, individualista, irresponsable. Que entre los políticos haya mucha corrupción no es excusa sino al contrario. Porque dejarle a los corruptos las decisiones sobre nuestro destino y la de nuestros semejantes es, por lo menos, vergonzante.
Y aunque sea entendible para alguna gente relegada o excluída, resulta inadmisible en un docente, o en un estudiante universitario. No puede admitirse que un intelectual, una persona que se ha instruído en cualquier área del conocimiento, se desentienda de la suerte de la sociedad. Es inadmisible. Los estudiantes deben ser agentes políticos, deben informarse por diversos medios, deben preocuparse por construir un futuro mejor para todos.
Por supuesto, esto no quiere decir que los intelectuales deban tener filiación partidaria. Solo quiere decir que ser indiferente es de algún modo traicionar a la sociedad que los nutrió, y peor aún, darle poder a los que se benefician de la indiferencia: los poderes económicos.
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