Tonterías
Violencia de género
En la actualidad se ha dado en llamar violencia de género a toda violencia que los varones ejercen sobre las mujeres. Son muchas, por suerte, las personas que han tomado conciencia de que se trata de un mal social y que es la sociedad en su conjunto la que tiene que tomar cartas sobre el asunto y adoptar medidas urgentes para terminar con este flagelo de envergadura alarmante (aunque, seguramente, tan viejo como la humanidad).
Ejercer violencia sobre una persona es objetable con indepencia de que la víctima sea mujer. Es cierto que es agravante el hecho de que en la gran mayoría de los casos la víctima -mujer- está en inferioridad de condiciones físicas, y de que en muchas circunstancias se encuentra en relación de dependencia social y económica con su agresor. Pero por el hecho de que en la enorme mayoría de los casos las víctimas sean mujeres darle un carácter sexista erra el motivo por el cual la violencia es censurable: no es porque la víctima sea mujer sino porque la violencia es censurable en sí misma con el agravante de la desigualdad de fuerza o la relación de dependencia, o sea, la indefensión de la víctima.
Particularmente me hace ruido que las voces más escuchadas en el movimiento anti violencia de género silencian olímpicamente la violencia ejercida sobre otro grupo casi más indefenso que el de las mujeres: los niños. Los infantes padecen violencia de parte de los adultos con varios agravantes más: no están en condiciones de comprender su posición de víctima, ni de los derechos que los asisten, ni siquiera el carácter inmoral de la violencia. Y en cuanto a los agravantes de la violencia sobre las mujeres en el caso de los niños son mucho más evidentes: su situación de debilidad frente a los agresores, y de dependencia económica y social es casi absoluta. Ser agresor varón o mujer no cambia en nada el carácter siniestro de la violencia de generación. Si permitimos que un padre o una madre le propine un sopapo a su hijo, ¿con qué criterio podemos censurar que el marido se lo dé a su esposa?
También me hace ruido que muchos denunciantes de la violencia de género no intentan comprender científicamente el fenómeno. Si lo hiciesen seríamos mucho más efectivos para erradicarlo o, al menos, para combatirlo. En general las personas que ejercen violencia hicieron previamente un –inconsciente– frío cálculo de costo-beneficio, o sea, básicamente, son unos cobardes. Si no hacemos un esfuerzo por entender cuáles son los bienes inconscientes que se ponen en juego en una relación de pareja, ¿cómo haremos para identificar las situaciones de riesgo? ¿Cómo haremos para erradicar la violencia desde su base, es decir, con la educación y la socialización civilizada desde niños? Si no hacemos un esfuerzo por comprender la violencia personal nos alejamos de la solución del problema. Pretender que la violencia de género es un problema puramente sexista nos debilita.
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