Tonterías
Las mayorías y el criterio de verdad
En los 70 se puso de moda argumentar que un criterio de verdad, si no el único definitivo, surgía de los veredictos de las grandes mayorías. Para decidir si algo era verdadero o falso había que consultar con ese oráculo llamado pueblo. La verdad la dictaminaba el pueblo.
Era una moda más política que filosófica, pero que prendía con mucha fuerza entre los desprevenidos. La fuerza del número parecía tener un efecto hipnotizador. ¿Tal vez se tratara de una falsa solidaridad con los desposeídos?: no poseen bienes... ¿pero a cambio les concedemos poseer la verdad? ¡Qué pavada!
Las grandes mayorías encumbraron a Hitler, Mao, Hussein. En la Argentina mayorías abrumadoras aceptaron dictaduras genocidas, eligieron y reeligieron a Menem, a De la Rua... mayorías inmensas prefieren creer verdades reveladas por libros mágicos o voceros con sotana, que verdades contrastadas con la realidad por métodos racionales. Las grandes mayorías se inclinan dócilmente por la irracionalidad.
Resulta imperdonable que un intelectual promueva, a esta altura del partido, ese criterio de verdad irremediablemente falso, condenadamente infantil y políticamente nefasto.
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