Tonterías
Tiro al cuatriciclo
La caza deportiva ocupa el primer lugar en mi lista de actividades detestables. Quien goza al matar, al punto de hacer de ello un deporte, es un miserable que no merece el cobijo de la Tierra. Si algo redime a los toreros -esos carniceros vestidos de payaso-, algo que los diferencia de los cazadores deportivos, es que ponen el cuero y la valentía. No como esos rambos, con su disfraz safari y su escopeta cargada de muerte. A los toreros, de vez en cuando, una justa cornada les trae una mínima venganza a tanto morbo innecesario.
La única matanza deportiva que apruebo sin reparos y cuenta con mi beneplácito es el tiro al cuatriciclo.
Si usted es amante de la naturaleza, y le gusta la playa, y la ha disfrutado a pleno sol y a plena piel entre los médanos, sepa que puede ser tentado por este nuevo deporte que aún no existe pero que estoy a punto de inaugurar.
Porque es probable que usted pretenda seguir disfrutando de esa paz que sólo el murmullo sordo de las olas rompiendo puede matizar. Tal vez añore el silbido grave de la brisa peinando una pluma de arena sobre la duna, o que el sol lo embriague de energía y usted decida concentrarse en las curvas de la dama que ha sabido conquistar.
Y porque hay un peligro latente: ese lejano runrún que parece aproximarse puede convertirse de pronto en un monstruo cuatriciclo de 800 centímetros de cilindrada, escape doble abierto (no hay de otro tipo) y ruedas gigantes, areneras, agresivas, con dientes de caucho vulcanizado y tracción doble para morder la arena, las conchas, los arbustos, las pendientes, las hondonadas... y su paciencia, su tranquilidad, su privacidad y su ridículo deseo de comunión con la naturaleza, ahora quebrada, rota.
Si usted adhiere a mi club de tiradores al cuatriciclo sacará ahí mismo su carabina con mira telescópica, y apuntará sin asco. Y si de una motocross se tratase o de una cuatro por cuatro, da igual... no importa si va solito o con un niño, o si surcaba los médanos en grupo... son "aventureros" descerebrados que traen un poco de ruidosa alegría a su aburrida paz natural: dispare. Les encanta saltar sobre las lomadas y volar hacia la cima siguiente: es su mejor oportunidad. Apunte, acierte y por las dudas vuelva a disparar.
Pero no vaya a decir que yo le di la idea. Diga que lo leyó por ahí; diga que era una tontería. |