Tonterías
Su Señoría, no le entiendo
La justicia se expresa en un lenguaje críptico. A mí no me engañan, lo hacen a propósito para generar una distancia con el pueblo. Una distancia de temor y respeto artificial. Que lo hagan mientras no nos afecte, pero cuando un juez dicta una sentencia y lo hace -como siempre- en términos confusos, plagados de jerga leguleya absolutamente innecesaria, con construcciones verbales rebuscadas, yo pienso para mis adentros (y acá se lo digo de frente) usted es un imbécil.
Supongamos (sólo para darles el beneficio de la duda) que el proceso legal requiera de términos técnicos insustituibles, y que los gentiles interesados debamos recurrir a abogados para comprender el discurrir del trámite... es comprensible que entre técnicos utilicen palabras técnicas. Pero cuando llega la sentencia sus señorías se dirigen a la gente común, a los interesados directos y a los indirectos, y deben hacerlo en un lenguaje entendible para todo el mundo.
¿Cómo se sentiría su señoría si cuando va a comprar una heladera el folleto viene explicado con integrales, derivadas, fórmulas de equilibrio térmico y análisis estadístico de consumo de energía por decímetro cúbico de capacidad refrigerada? Sentiría, sin duda, que lo quieren estafar o engañar. Está claro que los ingenieros que la diseñaron habrán convencido primero a los industriales y después a potenciales clientes como su señoría de que esa heladera es un excelente producto, en palabras que un comprador cualquiera de electrodomésticos pueda entender.
Cuando un técnico o un profesional cualquiera, de la especialidad que sea, se dirige a una persona que no pertenece a su especialidad debe expresarse en el lenguaje común, no en el lenguaje exclusivo. No hacerlo indica una falta de respeto o una incapacidad mental. En un ingeniero es perdonable, simplemente tendrá menos éxito en su vida profesional. En un juez no es perdonable, simplemente está incapacitado para el cargo.
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