Tonterías
Desocupación

La desocupación llegó para quedarse. Es irremediable, y es lógico que así sea. Quien albergue esperanzas de plena ocupación en nuestra sociedad: no se engañe. Quien la prometa: que no mienta.

La ecuación es demasiado sencilla como para excusarse de no entenderla. Cada día que pasa, una nueva máquina se hace más eficiente y reemplaza a más trabajadores que engrosarán la lista de nuevos desocupados.

Hace 30 años una fábrica grande ocupaba -promedio- a 3.000 operarios. Hoy esa misma fábrica, mucho más eficiente que la anterior, ocupa a 300 personas... como mucho.

Cada día estamos más automatizados y robotizados. El agro se trabaja apretando un botón. La migración del campo a la ciudad lo prueba. Hace 50 años el 50% de nuestra población estaba en el campo. Hablo de millones. Hoy queda menos de diez por ciento: todos migraron a las ciudades.

Cuando la economía en general mejora, disminuye un poco la desocupación; y cuando empeora, aumenta estrepitosamente. Son pequeñas oscilaciones estacionales en comparación con las grandes tendencias inevitables del tipo de progreso que hemos elegido.

Por eso, cuando la gente habla de sub-ocupación, subsidios a la pobreza o seguros de desempleo y se rasga las vestiduras presentándolas como deformaciones inaceptables de la economía, o dádivas indecorosas desde el punto de vista político, o tolerables sólo en forma provisoria... es porque no tienen visión de futuro.

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización ene-08. Buenos Aires, Argentina.