Material de apoyo a las
Clases de Educación Sexual

Vestigios

La historia evolutiva deja huellas del pasado en nuestros cuerpos. Así funciona la evolución no sólo en nuestros cuerpos, también en nuestros comportamientos. Le ocurre a todas las especies vivientes y la humana no es la excepción. Muchos de estos vestigios tienen que ver con nuestra sexualidad.

El claro dimorfismo de nuestra especie (se llama dimorfismo a la diferencia de forma y tamaño entre los sexos), como media los hombres son un 20% más  robustos que las mujeres, revela un largo período evolutivo en el que nuestra modalidad reproductiva y social fue poligámica o, más precisamente, poligínica (un hombre con varios mujeres), o sea, estructuras de harem. El harem funciona básicamente de esta manera: el dueño del harem es lo que llamamos un macho alfa, defiende la posesión del harem a la fuerza, compitiendo permanentemente con otros machos que se lo disputan. Las mujeres integran el harem a cambio de protección para ellas y para sus hijos, entre otras ventajas. Las mujeres toleran la presencia de otras en el harem. El macho alfa es absolutamente intolerante tanto de otros machos como de la infidelidad de sus mujeres.

En algunas sociedades actuales –no pocas– todavía subsiste la estructura social poligínica. Pero en toda la humanidad actual se mantienen presentes los vestigios de aquel pasado no tan lejano. La evolución no sólo opera sobre los cuerpos, también opera sobre los instintos y las emociones. Y muchas de nuestras emociones y conductas actuales no se explican de ninguna manera si no es porque tuvieron un sentido muy particular e importante en aquella etapa evolutiva de nuestra especie. Mire estos tres ejemplos:

  • El principal atractivo de los hombres que despierta el interés de las mujeres todavía en la actualidad es poseer las características del macho alfa: ser líder, famoso, exitoso, tener poder (dinero), ser respetado, ser protector, dar miedo, ser elegido por otras mujeres, etcétera.
  • Cómo viven los celos los hombres y las mujeres, con cualidades e intensidades diferentes, es también un vestigio de aquel momento prolongado de nuestra historia.
  • Por qué los hombres son más violentos y competitivos que las mujeres; por qué las mujeres son más componedoras y hábiles en las relaciones de convivencia.

Son todas características cuyo origen y explicación podemos encontrarlos como un vestigio evolutivo. Y hay muchas más.
Otro período importante que dejó vestigios significativos fue el de la promiscuidad (todos contra todos), que fue anterior al poligínico y del cual me ocuparé en otra nota.

Lo interesante de esto es que no puede entenderse nuestra realidad actual si no se conocen y entienden los orígenes. Y tengamos presente que el conocimiento es el principal insumo para producir cambios.

 

Algunos derechos reservados. Se permite su reproducción citando la fuente. Última actualización mar-16. Buenos Aires, Argentina.